Interrumpo la serie de artículos acerca de la última correría del apache Gerónimo, para conmemorar un evento de capital importancia, no únicamente sonorense sino mexicano, no sólo americano sino mundial. Se trata del bicentenario, este próximo 19 de marzo, de la promulgación de la Constitución de Cádiz, primera Constitución de los países hispanoparlantes, Constitución que nos convirtió, antiguos súbditos en ciudadanos, lo mismo indígenas que criollos o mestizos, no únicamente europeos sino americanos o filipinos, es decir, todos individuos iguales.
Los diputados que la imaginaron fueron 303. De éstos, 7 eran de Nueva España, 5 de Perú, 3 de Río de la Plata, 3 de Nueva Granada, 2 de Centroamérica, 2 de Chile, 2 de Venezuela, 2 de Cuba, 2 de Filipinas, uno de Puerto Rico y otro de Santo Domingo. Todos fueron electos de entre sacerdotes o políticos, médicos o comerciantes, todos seleccionados por sus comunidades o por los gobiernos de sus regiones, todos compartían la pasión por dirigir a sus naciones hacia la modernidad en un inicio de siglo XIX lleno de perplejidades, de complejidades que en mucho se asemejaban a nuestra contemporaneidad. Imaginémonos, a manera de símil y por un momento, que hoy fueran electos representantes de todas las corrientes ideológicas mundiales para intentar darle forma a la fórmula social, política y de convivencia humana del siglo veintiuno o aún la del siglo veintidós; pues bien, eso fue lo que se intentó entonces.
Debido a que por entonces Sonora y Sinaloa formaban un solo ente político, para representarnos en esas Cortes fue seleccionado Manuel María Moreno, un personaje hoy olvidado de la historia del noroeste mexicano. Nativo de Tonivavi, lugar situado al Este de Oposura (Moctezuma actual), inició sus estudios en el Colegio de San Pedro y San Pablo en la Cd. de México en 1764, recibió el título de licenciado en 1775 y se ordenó como sacerdote en 1776, para después de su regreso a Sonora servir como Teniente de Cura en Oposura por 18 años; en 1789 fue Proveedor Vice General de la Gubernatura del Obispado de Sonora y se le comisionó para la secularización de algunas misiones; nombrado Gobernador de la Mitra y Vicario Foráneo del Obispado, bajo cuyo cargo realizó una visita de todo el Obispado entre 1796 y 1797 en la que encontró una situación lastimera generalizada en la administración religiosa; por ejemplo, al llegar a Fronteras encontró que el pastor “pocos días [antes] había fallecido” sin recibir ninguna asistencia espiritual, y que no se habían realizado registros de los sacramentos desde 1790.
Debido a su conocimiento del medio sonorense, así como por el prestigio que había adquirido para entonces, fue nombrado Diputado por Sonora y Sinaloa para las Cortes de Cádiz por los once electores el 24 de abril de 1810. Y a pesar de que se ha sostenido que falleció antes de participar en las deliberaciones constitucionales, la verdad es que después de realizar el largo viaje hasta la Ciudad de México y de allí a Veracruz para embarcarse rumbo a Europa, el 18 de febrero de 1811 llegaba al puerto gaditano. Para entonces, el Cura Hidalgo había iniciado el movimiento de Independencia de la Nueva España y se acercaba al final de su movimiento insurgente.
De inmediato tras su llegada a Cádiz, el Padre Moreno iría a recorrer esa ciudad famosa por haber partido de ella las expediciones marítimas a la Nueva España. El 26 de marzo prestaba juramento en las Cortes y le tocó asistir a casi todas las deliberaciones de la Asamblea, y al igual que la mayoría de los sonorenses, aún los contemporáneos, sus votaciones nos muestran una mentalidad conservadora: votó a favor del envío de tropas contra los insurgentes americanos, así como del empleo de métodos militares para combatirles. Además, tampoco participó en la firma de un documento que puede ser entendido como de apoyo de la independencia americana. De cualquier manera, la Constitución que se elaboró entonces fue uno de los primeros documentos de la corriente política del liberalismo clásico en el mundo y el primero en España, ya que estableció los principios de la soberanía nacional, de sufragio masculino general, de una monarquía constitucional, así como de la libertad de imprenta. Apoyaba, además, la reforma agraria y la libre empresa, principios todos que servirían después como modelo de la Constitución Mexicana de 1824.
Finalmente, el jueves 19 de marzo de 1812, asistiría a la ceremonia de Juramento de la nueva Constitución, aunque no pudo volver a ver suelo americano ya que falleció en España el 4 de septiembre de 1812.
Como ya lo sabemos, la Nueva España continuaría su pugna por alcanzar su independencia, y no sería sino hasta 1821 en que la alcanzó. Y aquí dejo este tema para recordar que el próximo día 21 se cumple otro aniversario más del nacimiento de uno de nuestros grandes mexicanos, Benito Juárez.
Los diputados que la imaginaron fueron 303. De éstos, 7 eran de Nueva España, 5 de Perú, 3 de Río de la Plata, 3 de Nueva Granada, 2 de Centroamérica, 2 de Chile, 2 de Venezuela, 2 de Cuba, 2 de Filipinas, uno de Puerto Rico y otro de Santo Domingo. Todos fueron electos de entre sacerdotes o políticos, médicos o comerciantes, todos seleccionados por sus comunidades o por los gobiernos de sus regiones, todos compartían la pasión por dirigir a sus naciones hacia la modernidad en un inicio de siglo XIX lleno de perplejidades, de complejidades que en mucho se asemejaban a nuestra contemporaneidad. Imaginémonos, a manera de símil y por un momento, que hoy fueran electos representantes de todas las corrientes ideológicas mundiales para intentar darle forma a la fórmula social, política y de convivencia humana del siglo veintiuno o aún la del siglo veintidós; pues bien, eso fue lo que se intentó entonces.
Debido a que por entonces Sonora y Sinaloa formaban un solo ente político, para representarnos en esas Cortes fue seleccionado Manuel María Moreno, un personaje hoy olvidado de la historia del noroeste mexicano. Nativo de Tonivavi, lugar situado al Este de Oposura (Moctezuma actual), inició sus estudios en el Colegio de San Pedro y San Pablo en la Cd. de México en 1764, recibió el título de licenciado en 1775 y se ordenó como sacerdote en 1776, para después de su regreso a Sonora servir como Teniente de Cura en Oposura por 18 años; en 1789 fue Proveedor Vice General de la Gubernatura del Obispado de Sonora y se le comisionó para la secularización de algunas misiones; nombrado Gobernador de la Mitra y Vicario Foráneo del Obispado, bajo cuyo cargo realizó una visita de todo el Obispado entre 1796 y 1797 en la que encontró una situación lastimera generalizada en la administración religiosa; por ejemplo, al llegar a Fronteras encontró que el pastor “pocos días [antes] había fallecido” sin recibir ninguna asistencia espiritual, y que no se habían realizado registros de los sacramentos desde 1790.
Debido a su conocimiento del medio sonorense, así como por el prestigio que había adquirido para entonces, fue nombrado Diputado por Sonora y Sinaloa para las Cortes de Cádiz por los once electores el 24 de abril de 1810. Y a pesar de que se ha sostenido que falleció antes de participar en las deliberaciones constitucionales, la verdad es que después de realizar el largo viaje hasta la Ciudad de México y de allí a Veracruz para embarcarse rumbo a Europa, el 18 de febrero de 1811 llegaba al puerto gaditano. Para entonces, el Cura Hidalgo había iniciado el movimiento de Independencia de la Nueva España y se acercaba al final de su movimiento insurgente.
Juramento de las Cortes |
Proclamacion de la Constitucion el 19 de marzo de 1812 |
Como ya lo sabemos, la Nueva España continuaría su pugna por alcanzar su independencia, y no sería sino hasta 1821 en que la alcanzó. Y aquí dejo este tema para recordar que el próximo día 21 se cumple otro aniversario más del nacimiento de uno de nuestros grandes mexicanos, Benito Juárez.
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