Sunday, February 19, 2012

Arizona durante la primera mitad del Siglo XX

Este próximo día 24 de febrero celebraremos en México a nuestro símbolo nacional, la bandera mexicana, festividad que se realiza en el aniversario de la firma del Plan de Iguala por Agustín de Iturbide, y que constituye uno de nuestros máximos iconos de identidad, aunque el tema de este artículo es la continuación de la serie que escribo en conmemoración del centenario del establecimiento de Arizona como Estado de la Unión Americana.

En 1889 su legislatura había decretado que Phoenix fuera la capital del Territorio de Arizona en substitución de Tucsón. Sin embargo, la década siguiente la naturaleza se portó inclemente como un augurio de que el agua sería un factor determinante para el crecimiento futuro de toda esta región.  Los inviernos llegaron con inundaciones que amenazaban la nueva capital territorial, mientras que los veranos fueron de sequías que ocasionaron innumerables demandas de los rancheros que se disputaban el escaso líquido en existencia. El resultado fue una caída en la producción agrícola de aproximadamente la tercera parte desde los más o menos 200,000 acres que había en producción al inicio del periodo.

El 14 de febrero de 1914
Bajo estas condiciones inició su vida el Estado de Arizona. A las diez de la mañana del día 14 de febrero de 1912 se recibía en Phoenix un telegrama que anunciaba que el Presidente estadounidense, William Howard Taft, había firmado el decreto que convertía a Arizona en el Estado número 48. Al recibirlo, el previamente electo Gobernador, George W. P. Hunt, quien había llegado de su nativo Missouri en 1881, se dirigió a la ceremonia oficial. En total, le tocaría ser reelecto el mayor número de veces hasta el día de hoy en la historia de Arizona, siete.

Vendría después la Primera Guerra Mundial y el surgimiento del cultivo del algodón en Arizona, auspiciado por la demanda de este producto para el esfuerzo bélico. En 1916, únicamente se habían plantado 7,600 acres con algodón, mientras que en 1919 la superficie subió a 82,000, y su precio subió en el mismo periodo de $223 a $406 por paca. Sin embargo, al concluir la guerra, en 1920 la libra de algodón, que costaba 65 centavos para producir, apenas alcanzaba un precio de 28 centavos. El resultado fue la bancarrota generalizada, aunque el mayor impacto lo sufrieron los pizcadores, la mayoría mexicanos.

En 1917, el Congreso estadounidense había proclamado la Ley de Inmigración que establecía un impuesto de 8 dlls. por cada inmigrante y la prueba de no ser analfabeta. La demanda de trabajadores por el algodón, sin embargo, hizo que los arizonenses buscaran, sin éxito, derogarla, aunque lograron que entre 1917 y 1922 entraran legalmente a Arizona más de 72,000 mexicanos a trabajar en los campos arizonenses. Vivían en condiciones paupérrimas y les pagaban de 1.5 a 2 centavos por libra pizcada, con lo que una familia entera apenas alcanzaba a ganar un máximo de $18 a la semana, aunque dado que la mitad era destinada a pagar sus adeudos, no les quedaba nada.

Sin embargo, durante el invierno de 1920-1921, al derrumbarse la producción algodonera, 10 mil trabajadores mexicanos quedaron sin empleo en Arizona ni recursos para regresar a México, y los afortunados fueron acarreados a Nogales en camiones de carga. La superficie dedicada al cultivo de algodón cayó de 200,000 acres a 9,000 entre 1920 y 1924.

Para 1924 surgía otra corriente de xenofobia que llevó a la aprobación de la Ley de Cuotas de 1924, que estableció otro impuesto adicional de 10 dlls, además de los 8 que ya pagaban los inmigrantes, y un año después era creada la Patrulla Fronteriza. Así quedaba probado que el acceso a la mano de obra mexicana barata no era impedimento para el desarrollo económico futuro de Arizona.

El obstáculo real era, y es, el acceso al agua, por lo que la atención estadounidense se dirigió a aprovechar la del Río Colorado, que cruza varios Estados, además de desembocar al Golfo de California, ya en México. Siguieron años de luchas por la cuota de agua que le tocaría a cada Estado, y no fue sino hasta fines de 1938 cuando el Presidente Coolidge firmó la ley que autorizaba la construcción de la Presa Hoover, aunque el problema de a qué Estado le tocaría el agua del Colorado no fue resuelto por varios años.

Sin embargo, la construcción de esta presa sobre el Colorado, en la frontera entre Arizona y Nevada, no fue la panacea que se esperaba, y después de la participación de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial, en 1946 el Senador Carl Hayden, de Arizona, empezó a promover un proyecto para llevar agua del río Colorado al centro de Arizona, el que recibió el nombre de Asociación del Proyecto Central de Arizona. Además, también se empezó a desarrollar el turismo arizonense como fuente importante de ingresos.


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