Sunday, February 12, 2012

Arizona durante la segunda mitad del siglo XIX

Después de la adquisición de Arizona por Estados Unidos a mediados del siglo XIX con los Tratados de Guadalupe-Hidalgo y de La Mesilla, la nación vecina se dio a la tarea de desarrollar esa región, y para lograrlo, primero fue necesario realizar expediciones exploratorias a lo largo de dos corredores: el Paralelo 35° y el 32.° Era una Arizona esencialmente despoblada, donde los únicos poblados, aunque pequeños, eran Tucsón y Tubac.


Poco después se iniciaba una contienda entre distintas compañías ferroviarias para atravesar la región, siguiendo esas mismas rutas. A lo largo del paralelo 35,° la Atlantic & Pacific, que partía de San Francisco en California, entraba a Arizona por la esquina actual entre Arizona, California y Nevada para después atravesarla por el Norte y dirigirse a Santa Fe, Nuevo México; mientras que siguiendo el paralelo 32° competían la Southern Pacific y la Atchison, Topeka & Santa Fe. Esta línea entraba a Arizona por Yuma, seguía en general el curso del río Gila para después, cerca del actual Phoenix, que había sido fundado en 1865, pasaba al río Santa Cruz hasta Tucsón, y posteriormente hacia el Este hasta El Paso.

El otro problema, de los indígenas, fue resuelto de una manera diferente que en México. En Arizona se fueron estableciendo diversas reservaciones  indígenas;  la primera fue la Comunidad Indígena del  Río Gila, establecida en 1859, hasta completar las 21 que existen hoy. Este programa fue acompañado por la Ley General de Asignación (General Allotment Act) de 1887, que estableció la división de las reservaciones en lotes individuales para transferirlos a familias que los trabajaran, mientras que el resto de las tierras era transferido a no indígenas.  Además, se formaron escuelas en las que los niños eran arrancados de sus familias y sometidos a una rígida disciplina militar en la que se les prohibía hablar su idioma nativo, se les cortaba el cabello y eran vestidos a la usanza europea. La meta era que olvidaran su cultura y se incorporaran al nuevo estilo de vida.

Con la llegada de los ferrocarriles surgió también en gran escala la minería auspiciada por capitales del Este de la Unión Americana. Esta se había desarrollado originalmente con la extracción de oro, para ser seguida por la de la plata a partir de la década de 1870, cuyo principal pueblo minero fue Tombstone, fundado en 1881 y que alcanzó una población de unos 4,000 habitantes, convirtiéndose brevemente en la principal población de Arizona. Después, con el advenimiento de la electricidad de corriente alterna, se incrementó la demanda del cobre y surgieron las minas de ese metal a partir de la década de 1890, aunque ya para entonces habían sido fundados algunos pueblos mineros cupríferos como Clifton, Morenci o Bisbee.

Y mientras se desarrollaba la minería esencialmente en la parte Sur de Arizona, en el Norte del Territorio se iniciaba la explotación maderera, facilitada por el ferrocarril, y así surgieron poblaciones como Fagstaff, Williams, Payson o Snowflake. En 1878 el Congreso estadounidense aprobó la Ley de Corte Maderero (Timber Cutting Act), que les daba a los colonos el derecho de “cortar y remover madera del dominio público para propósitos de minería y domésticos,” y ese mismo año la Ley de Madera y Piedra (Timber and Stone Act) permitió la venta de terrenos con bosques a $2.50 el acre en parcelas de 160 acres; y aunque la intención de esta ley era promover la colonización, lo que sucedió en realidad fue que las grandes compañías madereras adquirieron cientos de miles de acres a través de prestanombres y se presentó la sobreexplotación de los bosques.

De cualquier manera, al inicio del siglo XX, de los cerca de 123,000 arizonenses que había, todavía el 84% vivía  en regiones rurales, mientras que la principal ciudad y capital territorial hasta 1877 era Tucsón, que alcanzaba apenas los 7,531 habitantes; Phoenix, que seguiría a Tucsón como capital, tenía entonces 5,540; mientras que las poblaciones fronterizas hermanas de Ambos Nogales, que habían surgido en 1884, contaban al empezar el siglo XX con unos 1,500 habitantes del lado sonorense y 1,200 en Arizona.

Por otro lado, el lugar que le había heredado su nombre a Arizona, que para entonces era un rancho situado 25 Kilómetros al suroeste de Nogales, y que había adquirido por la década de 1860 Guillermo Barnett, bisabuelo del autor de estas líneas, producía, según descripción de un periódico de la época “3,500 latas de duraznos, 1,500 de manzanas y 200 de peras. Además, se  prepara para  producir leche condensada y pronto la pondrá en venta como "Rancho La Arizona."

En Sonora, el despegue económico arizonense había cruzado la frontera y, asociado con el desarrollo porfirista, llevó al nacimiento de pueblos mineros como Cananea o Nacozari, o la construcción del Ferrocarril de Sonora, resultado de la contienda entre las compañías que construían a lo largo del paralelo 32°.

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