Sunday, March 25, 2012

La Ultima Correría del Apache Gerónimo, segunda parte

Gerónimo
Después del combate en los Picachos de Santa Bárbara al sureste de Nogales en mayo de 1886 entre fuerzas militares estadounidenses y los apaches de Gerónimo, según vimos en un artículo anterior de esta serie, los soldados bajaron al río Santa Cruz para tener las monturas en un lugar seguro, y al día siguiente subían nuevamente la sierra, aunque no lograron encontrar a los apaches, quienes se habían escapado durante la noche.

Estos ocasionaron más muertes en los alrededores de Nogales: en los Alisos mataron a un individuo, en Casita a cinco y en Buenavista a cuatro más. En seguida se dirigieron nuevamente hacia el Oeste e intentaron entrar al Distrito de Altar, aunque su prefecto, el Sr. Chavarín, envió a 20 hombres al mando del Capitán Camberos a cortarles el paso.

El día 9 de mayo, Chavarín salió con 50 hombres y se encontró con Camberos en el rancho La Arizona, y las fuerzas del Distrito de Magdalena lograron establecer contacto con Gerónimo en el Cañón de las Avispas, en donde se inició un combate, aunque fueron derrotados por los indios con la pérdida de 2 muertos, 3 heridos y 30 caballos robados. Después se pidió el auxilio de las fuerzas de Altar a La Arizona y el día 12 nuevamente se enfrentaban con los apaches en el mismo Cañón de Las Avispas. El combate inició alrededor de las 11 de la mañana, duró todo el día, y alrededor de las 5 de la tarde los indios empezaron a quemar el pasto como distracción para hacer después un rodeo para atacar por la retaguardia. Dado lo avanzado del día, Chavarín ordenó la retirada a La Arizona y al día siguiente encontró que los apaches, como acostumbraban, no habían esperado y huyeron durante la noche, dejando únicamente 14 monturas de las fuerzas de Magdalena.




El día 18 eran hallados en Planchas de Plata tres caballos ensangrentados y sin jinetes, y poco después también los cuerpos de dos estadounidenses, J. Sullivan y D. Mckarty, así como el de un correo del Sr. Guillermo Barnett, dueño de La Arizona y bisabuelo del autor de este artículo.

Entonces, por órdenes del Gobernador, el Sr. Rivero, Prefecto de Magdalena, fue a Imuris a preparar más refuerzos, mientras que el general estadounidense, Nelson Miles, envió más soldados por tren el día 19, a desembarcar en Agua Zarca e Imuris y el Jefe de la Gendarmería Fiscal, Miguel Ahumada, puso a colaborar bajo las órdenes del Cabo de I Clase, Tranquilino Cuen, a 25 celadores montados y armados.

Sierra al Sur de Santa Cruz. La Sierra del Chivato
Sin embargo, los indios nuevamente cruzaron durante la noche la vía férrea hacia el Este. Cerca de Santa Cruz se encontraba una fuerza militar estadounidense, al mando del Cap. Charles Hatfield, quien dirigía al Grupo D del 4° de Caballería. Hatfield iba por un cañón muy cerrado situado en la Sierra de Santa Cruz (hoy conocida como Sierra del Chivato), al sureste de ese poblado, y en un abrevadero empezaron a dar de beber a las bestias para luego continuar por otro cañón aún más cerrado, de aproximadamente medio kilómetro de largo en donde, sin que lo supieran, los apaches se habían emboscado a esperar que entrara todo el grupo, y luego abrieron fuego, matando a varios soldados. Este combate continuó por poco más de dos horas hasta que Hatfield ordenó la retirada para regresar a Santa Cruz. Allí recibió más refuerzos, aunque los indios huyeron nuevamente, ahora rumbo a Casita y después se dividieron en dos grupos, uno al mando de Nachez fue hacia Arizona hasta las montañas Rincón y Catalina y luego regresó a Sonora, mientras que Gerónimo se dirigió de nuevo al rancho La Arizona.

El 11 de junio, robaban ganado del rancho, aunque Barnett, al mando de 30 hombres, salió y recuperó el ganado. En su huida, los indios pasaron por Promontorio en donde mataron a Santos García, y el 19 acamparon en Rodeíto. Allí comprendieron que se encontraban rodeados y decidieron abandonar la región. Se dirigieron al Distrito de Arizpe y en Saracachi fueron vistos por un grupo de soldados mexicanos que les dispararon y mataron a dos indias, mientras que Gerónimo subió a su caballo a la niña que habían secuestrado al Norte de Nogales dos meses antes, Trini Verdini, aunque los soldados lograron rescatarla.

Gerónimo abandonaría después la región y se dirigió más al Este. En su huida mató en la Sierra de Anivácachi a otro bisabuelo de este autor, Jesús Gaxiola, quien llevaba un cargamento de mercancía. Recuerdo a una tía mía que me contaba cómo cada vez que recordaba esa muerte mi bisabuela, Prisciliana Lucero de Gaxiola, lo hacía llorando. Era la huella de los tiempos difíciles sonorenses. A una hermana suya también le habían matado a su marido, no los apaches sino los franceses durante el imperio de Maximiliano, cerca de Bacoachi.

Pero regresando a Gerónimo, éste finalmente se rindió ante las fuerzas estadounidenses el 4 de septiembre en el cañón de los Esqueletos, del lado estadounidense de la frontera, y así concluyó su última correría, ya que fue desterrado afuera de la región y falleció en 1909. En la Arizona, mi bisabuelo bautizaría a uno de sus hijos que nació ese año como Gerónimo. Era un homenaje tal vez inconsciente a aquel guerrero apache que había escogido a nuestra región para realizar su última correría.

1 comment:

  1. Impresionante Alberto, Gernimo iba cargándose a todo el que encontraba, no entiendo como al final decidió rendirse parecía ir buscando la muerte en una aventura sin salida.
    Una historia con la que tendrás especiales emociones al estar tan relacionada con tus bisabuelos.

    Un abrazo.

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