Sunday, April 14, 2013

Inicio de la manufactura en Nogales


En el artículo anterior de esta serie vimos cómo la industria manufacturera en nuestra región antecede en muchísimo tiempo al advenimiento de las maquiladoras, ya que sus inicios se pierden en la bruma de los tiempos. Los habitantes nativos de esta región, antes de la llegada del hombre europeo, manufacturaban joyería con las conchas marinas que se extraían del Golfo de California, así como también comerciaban con aves de plumaje vistoso procedentes del sur  de nuestro país; igualmente comerciaban, y fabricaban copias tal vez de objetos de cerámica con estilos chihuahuenses, la que era y es aún muy valiosa debido a  su riqueza estilística y de calidad. Pero aún este comercio era ya antiguo durante los siglos en que tuvo su preponderancia, la segunda mitad del segundo milenio después de Cristo. Esto se debía a que muchos siglos antes, por cañadas como la de Nogales, procedente del centro del actual México había llegado la agricultura al Suroeste del actual Estados Unidos, lo mismo que el conocimiento de la cerámica y otras manifestaciones culturales que desde entonces cambiaron el estilo y forma de vivir del ser humano de entonces.

Pues bien, pasó el tiempo; transcurrieron los siglos, las décadas, los años, y después de las épocas problemáticas de incertidumbre social y política que sufrió nuestro país a mediados del siglo XIX, y con el advenimiento de la paz porfiriana, surgió el comercio de productos estadounidenses introducidos en forma de contrabando a Sonora, como lo atestiguaba a mediados de la década de 1870 el cónsul estadounidense en Guaymas, Frederick Simpich, al informar a sus superiores que a través de Sonora, el “consumo de bienes manufacturados estadounidenses ahora excede al de los bienes europeos, mientras que hace diez años los bienes de algodón y lana que se consumían aquí eran casi todos importados de Europa.”

Por eso fue que, intentando controlar el crecimiento de este contrabando, el gobierno federal de México estableció cuatro aduanas en la frontera de Sonora con Arizona a finales del año de 1880: en Palominas cerca del actual Agua Prieta, en el entonces rancho Los Nogales, en Sásabe y en Quitovaquita cerca del actual Sonoyta, y a esas aduanas le siguió la inauguración, el 25 de octubre de 1882, del Ferrocarril de Sonora, una vía férrea que, procedente de Hermosillo, seguía y aún sigue la cañada donde hoy se asienta esta ciudad para pasar por un lado del monumento de piedras que había sido erigido en 1855 bajo el acantilado de la actual Calle Elías para marcar la frontera, y de esta manera cruzar después al entonces Territorio de Arizona.

En respuesta a estos incentivos, además de que como indico antes, esta cañada siempre fue el paso natural entre Sonora y Arizona,  empezó entonces a crecer un campamento entre los cerros aledaños a la frontera  el que, poco a poco, fue logrando permanencia con casas de madera, aprovechando el pequeño llanito adyacente a la frontera, hasta que, finalmente, en julio de 1884 a través del decreto Número 29, el gobierno del Estado fundó la población y municipio de Nogales, y así fue cómo nació esta hoy pujante ciudad.

Por entonces, las principales actividades económicas de esta región eran la ganadería y agricultura, aunque ya desde entonces aún a los productos del agro se les daba valor agregado a través de la industria manufacturera. Por ejemplo, el rancho La Arizona, situado al suroeste de Nogales, producía vegetales, pieles curtidas, jabón y fruta enlatada, y para 1895 se anunciaba la producción, allí, de 3,500 latas de duraznos, 1,500 de manzanas y 200 de pera, además de leche condensada enlatada.

Pero eso no fue todo, en el renglón económico del comercio regional internacional, en 1896 daba inicio una actividad que en años por venir se convertiría en fundamental no únicamente para la economía local sino la de toda la de la Costa del Pacífico mexicano: esa primavera, E. Luketich y Compañía, de Hermosillo, empezaron a enviar por esta cañada, utilizando al ferrocarril,  tomate cultivado en Sonora y lo exportaban rumbo hacia el Sur de California y Arizona.

Y además de ello, dentro de la población de Nogales mismo también inició por entonces la industria manufacturera urbana como un importante renglón económico local. Por ejemplo, desde sus inicios fueron establecidos los habituales comercios dedicados a venderle a los nogalenses zapatos, de los que había varias fábricas, o bien ropa, actividad de la que también había varias sastrerías, o dentro de la infraestructura social  igualmente fueron inauguradas varias obras como la Compañía de Luz Eléctrica iniciada en 1887; la Compañía Abastecedora de Agua, S.A. en 1895; o bien  la compañía telefónica en 1897, sino que también habían sido establecidas en Nogales otras actividades manufactureras como la Imprenta El Estado de Sonora en 1895 cuyo dueño era Simón Montaño; la Imprenta El Eco de Nogales establecida en 1902 cuyo dueño era Cirilo Rochín; amén de carpinterías, herrerías, carrocerías, hojalaterías, talabarterías, etc.

Todas estas actividades pueden explicarse como resultado natural de la creciente urbanización sonorense. Pero además, entre ellas también surgió por entonces una fábrica de máquinas Singer establecida en esta ciudad fronteriza en 1895; una fábrica de bebidas gaseosas que fuera inaugurada en 1899 y cuyo dueño era León Dennis, una fábrica de cigarros bajo la razón social El Negrito Poeta que había sido establecida en 1896 por Miguel Castelán, amén de otra más cuyo dueño era Luis Fleischer, de la que aún queda la figura de un puro marcado sobre una de las antiguas banquetas nogalenses, ya a caballo de siglo entre el XIX y XX.

Sin embargo, el espacio se me agota, aunque les prometo que en el próximo artículo me extenderé más sobre el tema de los inicios de la industria manufacturera fronteriza nogalense.

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