Sunday, July 21, 2013

Cómo armonizar la situación actual nogalense

Hemos visto ya cómo, y debido a su crecimiento reciente, Nogales más o menos se ha dividido en dos: el nuevo Nogales ubicado hacia el Sur de la ciudad que es donde se encuentran la mayoría de los nuevos negocios como cines, tiendas departamentales, fábricas y los nuevos desarrollos habitacionales.  Y el viejo Nogales, ubicado a su vez hacia el norte y cercano a la frontera; una parte de la ciudad que basó su economía en su condición de ser frontera ya que allí se localizaban las tiendas de curiosidades, los principales restaurantes como la Caverna y demás atractivos turísticos. Esta parte de la ciudad se encuentra actualmente desprovista de una función social o económica al haber desaparecido el turismo de la ciudad, aunque disfruta de una envidiable cercanía con la Unión Americana.

Es decir, se trata de dos secciones nogalenses con vocaciones económicas diferentes. La fronteriza, cuyo destino estuvo íntimamente relacionado con el comercio turístico, y la nueva que vive actualmente en comunión directa con la modernidad de nuestro país.  Pero también hay que recordar que compartimos los nogalenses un riquísimo pasado en la formación del México actual durante la revolución mexicana; además, que nos enfrentamos diariamente al problema de la relación del hombre con la naturaleza,  sea ésta la cantidad y origen del agua que sostiene la existencia humana aquí o bien la enorme inmigración reciente que hemos tenido hacia esta ventana de nuestro país; y además hemos ideado la promoción de nuevas formas del turismo, como el médico, a la vez que diariamente asistimos también, en relación con el tema de la salud, al surgimiento en la vida cotidiana del nogalense y el sonorense de nuevos estilos de vida que se expresan desde nuevas dietas hasta nuevas manifestaciones de nuestro coexistir moderno. El problema a resolver, entonces, se reduce a cómo armonizar la complejidad de todas estas dimensiones.

Y si bien en la década de los 60 el gobierno federal  le apostó a la industrialización fronteriza con el éxito ya de todos conocido, hoy nos tocaría a nosotros, nogalenses, encontrarle una solución a esta situación de múltiples facetas. Si en la década de los 60 el gobierno federal podía aún idear ese proyecto, hoy los nogalenses hemos ya alcanzado la mayoría de edad y podemos, nosotros mismos, encontrarle una solución total a nuestra compleja realidad fronteriza actual.

Esta misma semana, según el periódico El Imparcial, la Coordinadora Nacional de Artes Visuales del INBA, Magdalena Zavala Bonachea, declaró en Ciudad Obregón que “los museos en Sonora requieren de diversificar y modernizar lo que le ofrecen a un público cada vez más ávido de nuevas propuestas”  y profundizóesa idea cuando habló acerca de “la diversificación de ofertas museísticas, no sólo la visibilidad de las ofertas, sino que haya propuestas diferentes para los distintos tipos de público, porque hoy en día hablar sólo de público es muy genérico.”

Pues bien, tenemos que el viejo Nogales, el antiguo Nogales, cuenta con un edificio de museo que se podría convertir en el detonante de esa solución de múltiples dimensiones para esta frontera y como plan piloto inicial, susceptible a ser aplicado regionalmeente después, aunque requeriría la adecuación de toda la ciudad en una “propuesta diferente” tanto para los nogalenses mismos como para quien nos visite.

Es decir, utilizándolo como punto de partida, podría muy bien convertir a toda esta ciudad en un escaparate en donde se muestre a los nogalenses y a los que no, la enorme aportación que han tenido en la formación del Nogales actual tanto la revolución mexicana como el programa de maquiladoras, que muestre también cómo Nogales intenta solucionar la problemática ecológica local mediante hábitos sociales o educativos  de ahorro de agua, o bien que sirva de detonante de la modernización y adecuación de la oferta turística integral local para el visitante, hoteles, restaurantes, entretenimientos, basándolos siempre en la modernización de los estilos locales de vida, sean éstos de dieta a través de la sustitución de grasas y carbohidratos por recetas aún por descubrir o de otros modos de expresión sociales.

Recuerdo, por ejemplo, que durante las visitas guiadas que acostumbraba un servidor ofrecerles a grupos de turistas de la nación vecina, éstos mostraban incredulidad cuando les decía que los nuevos nogalenses no habían llegado a esta frontera después de que la oficina del empleo local les hubiera confirmado un trabajo aquí, sino que lo hacían llamados por un tío, un hermano o algún otro familiar que les había precedido a esta frontera utilizando la mecánica social de las redes familiares.

Pero además, siempre me ocurrió que uno de los momentos más emotivos era cuando en las guarderías de las maquiladoras, los turistas veían a los infantes jugando o bien durmiendo después de comer. Los rostros turísticos que se asomaban tras las ventanas de las guarderías se veían a sí mismos reflejados en esos infantes porque comprendían entonces que todos, al fin, somos iguales: todos, miembros de la familia humana. En ese escaparate se podría convertir el Nogales actual. En nosotros estará el lograrlo.

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