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Sunday, July 28, 2013

El comienzo del Rancho Los Nogales

Con este artículo inicio una serie acerca de la historia del punto más estratégico de Nogales, el más importante de la región fronteriza de este lugar, el ubicado alrededor de la mojonera, actual obelisco limítrofe número 122 entre México y los Estados Unidos. Este lugar, esta cañada, desde siempre, tuvo un papel estratégico importantísimo en el comercio. Inicialmente, hace ya varios milenios y debido a que era comunicación entre los ríos Asunción y Santa Cruz, por cañadas como ésta entró al norte el conocimiento de la agricultura o de la cerámica que nacieron en Mesoamérica. Después, ya durante la colonia y los inicios de nustra nación, sería vena comunicante y de abastecimiento de los asentamientos hispanos situados más al Norte y hoy lo es de productos internacionales.

Corría el año de 1841. La de Nogales era entonces una cañada vacía, aún despoblada de mestizos o europeos. Y aunque sí conservamos nombres de algunos de los poblados prehispanos que hubo en las márgenes del  río Santa Cruz al este de Nogales, lugares tales como Bacuacucan que Kino rebautizaría como San Luis Bacoancos y donde hoy se encuentra el pueblo de Mascareñas, o bien Comacavitcam cerca de o donde hoy está el pueblo de Los Picos, por otro lado no se han conservado los nombres de los poblados que debió haber en la cañada nogalense, que por sus restos sabemos que sí los tuvo.

El paso de los siglos no había logrado aún mermar el silencio de la cañada.  México se extendía por entonces hacia el Norte en la región Oeste del continente americano hasta Oregón, ya que los Estados Unidos no lograban aún salir al Océano Pacífico. Ese año, José Elías Redondo, nieto del Capitán Francisco Elías González, quien a su vez fuera el fundador de esa familia en el actual Estado de Sonora, pedía la remedición del rancho que su familia había poseído para entonces ya por alrededor de unos 90 años, el antiguo Cucurisulaqui y que ahora se llamaba Casita. Además, solicitaba “la mensura de los huecos y valdíos (sic) que necesitamos,” y aunque se midió Casita, también se ordenó que fuera integrado un expediente por separado para los baldíos que se denunciaban, mismos que con el tiempo se convertirían en el rancho Los Nogales de Elías. 

El primer paso de este proceso fue la medición de los límites de la nueva superficie de tierra que se denunciaba, los que quedarían entre los terrenos de Casita  misma por el Sur y de la misión de Tumacácori hacia el Norte, tarea que le fue encomendada a Don Francisco Navamuel, quien era una especie de notario, vocación a la que había pertenecido su familia por varias generaciones. 

Navamuel a su vez nombró a varios habitantes de la región, gente con apellidos que aún hoy reconocemos en el Norte de Sonora y Sur de Arizona, fueron Angel Olave y Miguel Apodaca como cordeleros, José Fraijo como contador y José Gallegos como encargado de la brújula. Se preparó, midiéndolo, un cordel de 50 varas (casi 42 metros) al que se le anudó un poste a cada lado para, a caballo, irse turnando cada jinete cordelero y así, contando los cordeles, ir midiendo ese baldío.


LÍMITES DEL RANCHO LOS NOGALES
Iniciando en la mojonera que marcaba el límite norte de Casita, que se encontraba ubicada en el Puerto de Encinas, lugar situado al Sur del actual Nogales, donde la carretera pasa hoy por encima de la vía férrea, se fue recorriendo toda la extensión del entonces despoblado Valle de Los Nogales desde el  Sur hacia el Norte, se pasó por la actual frontera que entonces no existía porque toda Arizona pertenecía aún a México, y se continuó la medición hasta completar 340 cordeles (14,205 m), en un punto situado “por el camino que va al Norte al Presidio de Tubac, las cuales terminaron en el camino, en una meseta alta, donde da fin un amplio cajón que baja de las montañas Pajarito.”  Era la confluencia de las avenidas Mariposa y carretera antigua a Tucsón en el actual Nogales, Arizona, cerca de donde se encuentra el edificio del Condado de Santa Cruz, y allí se colocó la mojonera norte.

(El siguiente mapa es interactivo. Puedes acercarte y alejarte, lo mismo que cambiar el tipo de información mostrada, como por ejemplo, vista satelital, mapa, etcétera.)



 Además, se agregó en la bitácora de la medición que “...la mojonera de Calabazas está a unos mil pasos más allá, en una loma alta, que cae del otro lado del cañón (o sea en la falda del actualmente llamado Mt. Benedict).” En seguida se midieron 22 cuerdas (919 m) al este y 200 cuerdas (8,356 m) al oeste desde los extremos norte y sur, para obtener una superficie de 7 y medio sitios de terreno con dos caballerías (alrededor de 13,200 Has.), los que fueron tasados en $113 con 1 real y 10 granos.

El 7 de enero de 1843 Elías los compraba y se le concedió el título del ya rancho Los Nogales que, ya lo sabemos, debió su nombre a la existencia de árboles de nogal que crecían en las márgenes del arroyo y cuyas nueces han servido de alimento lo mismo al ser humano que a animales desde tiempos inmemoriales. Después, Elías construiría las casas del rancho en inmediaciones del actual paso a desnivel del camino a Patagonia, dentro del actual Nogales, Arizona.

Sunday, November 18, 2012

Los inicios de la mina de Cananea


Y así llegamos a la historia del mineral de Cananea. Y para comprenderla, es necesario entender la geología que le dio lugar a este tipo de yacimientos de los que tanto Sonora (con Cananea, Nacozari, etcétera) como Arizona (con Ajo, Morenci, Jerome, Sierrita, y otros) son famosos mundialmente. Estos yacimientos se encuentran en la geografía actual de Sonora y Arizona a lo largo de un cinturón que va de Noroeste a Suroeste de ambos Estados, y se formaron después de que un proceso geológico llamado Orogenia Laramide (que inició hace unos 80 millones de años y concluyó hace unos 40) formó una cadena de volcanes en la costa de lo que era entonces Sonora y Arizona. La lava que afloraba entonces empezó a interactuar con las rocas preexistentes, acumulando distintos minerales en la zona de contacto, dependiendo del tipo de roca preexistente. Posteriormente, esos minerales, cobre, plata y otros  fueron “lavados” por el agua del subsuelo, la que los concentró en distintas capas, y así es como se produjeron zonas con alta concentración de minerales y otras con concentraciones mucho menores.

Mina de tajo abierto en Rusia
Ahora bien, durante los inicios de la explotación minera en Sonora y Arizona se extraían los metales como plata y oro por túneles que iban dirigidos a las zonas de alta concentración de minerales. Después, durante los inicios del siglo XX, con el surgimiento del uso de la electricidad la demanda mundial del cobre también despegó y se desarrollaron nuevas tecnologías mineras como la de tajo abierto en la que ya no se acudió tanto a los túneles sino que la capa del suelo que cubre esos yacimientos es removida totalmente para facilitar la extracción de los metales que se encuentran en concentraciones menores. Este es un bosquejo de la historia geológica de Cananea y de la minería asociada; veamos ahora su historia.

Después del misionero Eusebio Francisco Kino, quien como ya vimos fue el primero que mencionó a Cananea, el siguiente que habla del lugar fue el misionero también Jesuita, Ignacio Pfefferkorn, quien describió una visita al lugar a mediados del siglo dieciocho: “cuando uno penetraba en la mina de plata de Cananea, a unas dos o tres brazas de profundidad, se veía con asombro, ayudado por la luz de la lámpara qué grande y qué maravillosa es la naturaleza en ese estrato subterráneo. Imagínese un salón cubierto con tapices entretejidos con plata arriba y abajo, en tal forma que por todos lados estaba vetado con plata pura.” Obviamente, era una mina dirigida a una de las zonas de alta mineralización.

Para marzo de 1762 el Gobernador Interino de las Provincias de Sonora y Sinaloa, José Tienda de Cuervo le escribía al Virrey, diciéndole que parecía que había mucha plata alrededor de Cananea, aunque la gente no tenía dinero para explotar esos yacimientos, y pocos meses después le informaba de “un paraje llamado La Cananea, donde por sus proporciones me parece preciso fundar un Real que sirva de beneficio de metales.” Pero tampoco nada resultó, ya que en el reporte que escribió el misionero Juan Nentvig, decía:  “Al norte de Arizpe está el real de Bacanutzi [Bacanuchi], poco menos, y de éste al norueste, el de la Cananea, despoblado del todo el año del 63.”

La siguiente mención de Cananea ocurre a principios del siglo XIX, cuando  el minero y comerciante chihuahuense, Francisco Manuel de Elguea, quien había comprado en 1804 el llamado “Criadero de Santa Rita del Cobre” en el entonces Chihuahua también adquirió la mina de Cananea. Elguea había conseguido un contrato para abastecer al gobierno de Chihuahua con cobre de Santa Rita para la manufactura de monedas, y algunos sostienen que hizo lo mismo con la producción de Cananea. De cualquier manera, lo aislado del mineral de Cananea y los constantes ataques de los Apaches le impidieron desarrollarla totalmente.

Así pasó el tiempo, y el 9 de junio de 1822 Gabriel Romo, apoderado de "Don José María y Nepomuceno Arballo vecinos del Real de la Cananea,” pagaba 498 pesos, cuatro reales y cinco granos a la Tesorería, para adquirir “siete sitios de tierras realengas para cría de ganado mayor y tres caballerías de pan llevar que comprehenden los parages nombrados Los Nogales, ojo de agua y otros valdíos;” el ojo de agua al que se refería era el actualmente llamado Ojo de Agua de Arvayo en las afueras de Cananea, mientras que  Los Nogales es un lugar diferente a esta población fronteriza.

Arvayo también se asoció con don José Pérez y con su hijo, el Teniente Coronel Ignacio Pérez, y establecieron una hacienda de beneficio en la falda Noreste de la sierra de Cananea, en la que producían lingotes con plomo, cobre, plata y oro, los que eran llevados en burro hasta Guaymas en donde eran embarcados a Gales, en la isla británica, a ser fundidos, aunque ahora el levantamiento Apache que empezó en 1831 y duraría hasta mediados de siglo forzó el abandono de esas nuevas operaciones.

Monday, November 12, 2012

El Cananea de Sonora


Ya vimos en los artículos anteriores que el significado de Cananea no es “carne de caballo,” que existe otro Cananea en Brasil en una región fronteriza entre las posesiones de España y de Portugal, y que la primera y única ocasión en que Eusebio Francisco Kino muestra nuestro Cananea ocurre en el mapa de Sonora que elaboró entre 1696-1697.

A la llegada de Juan Matheo Manje a Sonora, el sabio mexicano Carlos de Sigüenza y Góngora, primo suyo, lo puso en contacto con el mundo intelectual de la Nueva España, facilitándole el acceso a algunas obras clásicas de la historiografía americana. Esto no es suposición mía; en opinión de  Ernest Burrus, biógrafo de Kino “…aún con nuestras fuentes incompletas y defectuosas, es posible descubrir en Manje a un hombre de excepcionales intereses y cultura…”  además que, como prueba de su erudición, Manje menciona innumerables autores en su obra; entre otros podríamos citar La Monarquía Indiana de Torquemada y Los Naufragios de Cabeza de Vaca, el Año Mexicano de Sigüenza y la Memoria de Casanate, las Cartas de Agreda y la Historia General de Herrera, el Mundus Subterraneus de Kircher y el De Re Metallica de Barba, la Historia Natural de Acosta y los Comentarios Reales de Garcilaso de la Vega, la Historia de la Conquista de México y la Crónica del Perú de Calancha, la Filosofía Natural de Venegas y la Política Indiana de Solórzano Pereira; Manje mismo dice que posee “…una relación manoscrita antigua que ube del padre frai Agustín Betancur, coronista de la Relijión de nuestro seráphico Padre san Francisco…” refiriéndose al Teatro Mexicano. Es improbable que Vetaucur le haya dado ese manuscrito a un joven desconocido, si no tuviese éste a alguien de prestigio, Sigüenza, que lo recomendara.

En sus lecturas, Manje debió conocer la condición fronteriza entre las posesiones españolas y portuguesas que tuvo Cananea del Brasil debido al Tratado de Tordesillas. Por ejemplo, en uno de los libros que nos cita, la Historia General de Herrera se menciona: “Hai en la Costa de estas Provincias, desde la Tierra del Brasil hasta el Rio de la Plata, conocidos cinco o seis Puertos razonables: el Puerto de San Vicente… enfrente de Buen Abrigo , Isla por donde pasa la Linea de la Demarcacion [del Tratado]; y seis Leguas al Sur el Rio Ubay; i el Puerto, e Isla de la Cananea…; i adelante el Rio de la Barca…”

Reconstruyendo la cronología de sucesos, tenemos que Manje llegó a Sonora empezando 1694 y de inmediato se dispuso a acompañar a Kino en sus viajes exploratorios que, ¡Ojo! por alguna razón desconocida no se dirigieron hacia el Norte pasando por la futura Cananea, sino hacia el Oeste. En febrero de ese año acompañó a Kino hacia la costa del Golfo de California; un mes después seguían con otra a la costa; en junio iban nuevamente al poniente, a Caborca, y fue entonces cuando empezaron los combates con los indígenas en Mututicachi, Bacoachi, Cuchuta y pueblos aledaños a la futura Cananea, los que culminarían con el asesinato del padre Francisco Xavier Saeta en Caborca, y más represalias españolas y contraataques indígenas que llegaron hasta inmediaciones de la misión inicial de Kino, según nos dice Manje mismo: “Librose (si no del susto) de la conjuración e incendio sólo los pueblos de la misión de Nuestra Señora de los Dolores.” Es decir, estuvo entonces a punto de perderse el Norte del actual  Sonora.

El mapa de 1696-1697
Fueron sucesos que vinieron a detener, a desalentar el impulso de penetración europea hacia el Norte y al Oeste. Bajo esas circunstancias Kino elaboró su mapa de 1696-1697, en el que además de ser el único en que localizó a Cananea, también dibujó al padre Saeta en el momento del martirio, uniéndolos simbólicamente. Es decir, en su mapa Kino convertía así a la región de Cananea en frontera de comunicación entre su misión y las ubicadas más allá, o sea la misma función fronteriza que tuvo Cananea de Brasil, que en su caso era frontera entre las posesiones españolas y las portuguesas.

El paisaje de praderas, aproximándose a Cananea
Esta condición fronteriza para nuestro Cananea también lo es geográfica; por ejemplo, todavía hoy es impactante para el viajero moderno que va de Sur a Norte ir siguiendo el paisaje de los cañones y cañadas del río Sonora y del San Miguel que se encuentran hacia el Sur, y percibir cómo en la región cercana a Cananea el panorama se amplía, se extiende a enormes praderas y bosques interrumpidos únicamente por la sierra de Cananea,  frontera hacia los ríos San Pedro y Santa Cruz hacia el Norte, y la sierra de Los Ajos, hacia el Este, rumbo a Chihuahua.

Además, lo fronterizo también lo fue en lo cultural, ya que en esa región de Cananea convergían las culturas Pima que se encontraba hacia el Poniente, la de los Opata que radicaban más hacia el Sur, y la de los Suma, hacia el oriente.

Esa condición fronteriza de Cananea, en Sonora, y posiblemente como asociación mental con la muerte del Padre Saeta, llevó a que en adelante en sus viajes exploratorios hacia el Norte, Kino y Manje siguieran la ruta del Río San Miguel para saltar después, siguiendo el actual Puerto de San Antonio, al río Santa Cruz y más hacia el Norte, pero siempre evadiendo las aparentemente fáciles praderas de Cananea.

Sunday, October 28, 2012

El origen del nombre Cananea


Y así llegamos a la mina símbolo de esta actividad en Sonora, al ícono minero por excelencia en México, a Cananea.

El mapa de Kino de 1696-1697, con la ubicación de Cananea 
Este espacio no me permite extenderme sobre el tema y en consecuencia lo comprimiré en varios artículos. La primera mención con que contamos en donde aparezca el nombre de Cananea, la sonorense, se muestra en un mapa del misionero jesuita de la Pimería Alta, Eusebio Francisco Kino,  realizado entre 1696-1697. Allí se lee, junto a la imagen del misionero mártir Francisco Xavier Saeta, el nombre de Cananea, hacia el Norte del río Sonora en su nacimiento, al Norte de Bacoachi y Mututicachi y al Este del Real de Bacanuchi. Es decir, donde se encuentra el mineral objeto de este artículo. Esta fue, curiosamente, la primera y única mención del lugar hecha por el misionero .

Ahora bien, hay varias versiones acerca del origen del nombre de Cananea. Una de ellas sostiene que se deriva del lenguaje Apache, y que quiere decir “carne de caballo;” así que intentando conocer la opinión sobre este asunto de un historiador amigo, cananense por excelencia, el Ingeniero Humberto de Hoyos, le hablé y pregunté al respecto. Su respuesta fue: “tengo aquí lo que significa carne de caballo en los tres idiomas apaches y en nada se parece a Cananea.  Para mí que viene de la mujer de Canán. Yo considero que es de origen religioso, porque también hay una Cananea en Brasil, en donde no hay Apaches.” 

Que Cananea no es un nombre exclusivo de nuestra región lo prueba la isla de Cananea (Cananeia en portugués), en Brasil, lugar y nombre que menciona ya el Español Alvar Núñez Cabeza de Vaca después de su odisea norteamericana entre 1528 y 1536, en la que atravesó nuestra región de Sonora y Arizona. 

Cabeza de Vaca estuvo después en América del Sur y en su Relación General de 1545 describe cómo le tocó tomar posesión de la isla de Cananea por parte de España, es decir, siglo y medio antes que Kino: “tomé la posesión en nonbre de Su Magestad en la Cananea que está en veynte e çinco grados poco más o menos en la dicha costa de Brasil. Este puerto de la Cananea está çinquenta leguas de la dicha ysla de Santa Catalina.”  Y aquí cabe que agregue que la posición geográfica exacta de la capital de esta isla, con una población actual de poco más de 12 mil habitantes, es precisamente 25 grados Sur, y 47° 56’ Oeste, en el Estado de Sao Paulo, Brasil. Es una región que se encuentra orgullosa del hecho de haber sido declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO gracias a su enorme diversidad biológica.



El obelisco en la plaza de Cananea, Brasil
Sin embargo, en la plaza principal de la capital municipal de Cananea, Brasil, hay un obelisco que recuerda su fundación por el portugués Alonso de Sousa o Pero Lobo en 1531. Esta nota se basa en el diario del explorador portugués, que reza así: “Sábado. 12 del mes de agosto [1531], con viento noreste, navegábamos con rumbo oeste-suroeste y al mediodía vimos tierra … yendo así costeando, el capitán mi hermano [Martím Afonso de Sousa] ordenó que nos acercáramos a tierra … y yendo en dirección suroeste, topamos con una isla … y reconocimos que era la isla de Cananea, surgimos entre ella y la tierra en un fondo de siete brazas. ”

En otras palabras, a lo que quiero llegar es que no hay duda de lo antiguo del nombre de Cananea, aplicado a esa región de Brasil, y que tanto Brasil como España se disputaron su posesión.

La razón de estas pugnas entre España y Portugal por su posesión se debe a que esa isla se encontraba ubicada precisamente en la región fronteriza entre España y Portugal, ya que allí se situó la frontera entre las posesiones americanas de ambas naciones a través del Tratado de Tordesillas. Esto lo prueba “La Argentina,” obra escrita por Ruy Díaz de Guzmán en 1612, que dice: “Los castellanos [que vivían en la isla de Cananea] respondieron que no conocían ser aquella tierra de la Corona de Portugal, sino de Castilla… De estas demandas y respuestas vino a resultar muy gran desconformidad entre los unos y los otros…”

Ahora bien, cuando surge la pregunta: ¿Porqué se le puso a nuestro lugar sonorense el nombre de Cananea? Encontramos la respuesta en el significado ideológico que debió tener Cananea en aquel entonces, derivado de que al igual como sucedía con el Cananea de Brasil, también nuestra Cananea fue una región fronteriza. Fronteriza en lo cultural y lo geográfico-hidrológico.

En lo primero, según un libro publicado por el INAH en 1984, y cuyo autor es el ahora Doctor en Historia, Ismael Valencia Ortega, "la región de Cananea fue históricamente zona de iinfluencia de los grupos Opatas, Pimas y, más tardíamente, Apaches. Así, Cananea se convierte prácticamente en un punto fronterizo entre estos grupos..."

Y en lo geográfico-hidráulico, en Cananea se encuentra el parteaguas entre las cuencas de los ríos Sonora hacia el Sur y el San Pedro hacia el Norte. Es decir, entre la Sonora explorada hacia el Sur y las regiones desconocidas hacia el Norte.

Esas son las dos razones por las que, al igual que el Cananea de Brasil, el de Sonora se encontraba en una región fronteriza, y probablemente por eso mismo Kino ya no vuelvió a incluir a Cananea en sus mapas posteriores, porque él había recorrido la frontera de lo conocido hacia más allá.

Sunday, August 19, 2012

Los ranchos del Municipio de Nogales


A todo mundo le gusta andar a caballo, ya sea recorrer velozmente los paisajes sonorenses a galope o bien a paso lento de la cabalgadura ir deteniéndose a cada oportunidad que ofrece el cambiante paisaje, pero desde siempre el caballo ha constituido uno de los mayores placeres que puede ofrecer Sonora a quien se aleje de nuestras ciudades y se sumerja en el silencio de nuestras regiones rurales. De esta tradición ecuestre de Sonora se deriva, precisamente, otro de los más importantes temas que podemos tocar acerca de la historia de nuestra entidad, aunque en este caso únicamente hablaré de la región de Nogales: sus ranchos; y es que en la historia de este municipio tuvo una importancia primordial la historia de sus ranchos antes de, durante el Porfirismo y en la época contemporánea.

Como ya sabemos, el antiguo rancho de Los Nogales de Elías, donde surgiría esta población, fue adquirido por José Elías Redondo en 1843, y comprendía una franja de unas 13,200 hectáreas que se extendía de Sur a Norte a lo largo del Arroyo Los Nogales, atravesando una frontera que aún no existía, desde el Puerto de Encinas por el Sur, hasta la cañada de Mariposa por el Norte, situada en el actual Nogales, Arizona.

Vendría después la adquisición de territorio mexicano por los Estados Unidos, y entre ellos el Tratado de la Mesilla que originalmente dividió al rancho Los Nogales en dos naciones, donde después surgirían dos poblaciones, la mexicana y la estadounidense. Y para inicios del siglo XX, cuando nadie se imaginaba que ocurriría el movimiento armado de la revolución mexicana, el municipio de Nogales, Sonora, que había sido fundado en 1884, contaba con las siguientes haciendas: sobre las márgenes del río Santa Cruz se encontraban Santa Bárbara y Buenavista, adquiridas por Manuel Mascareñas Porras a mediados de la década de 1880. Buenavista había surgido como rancho que adquiriera en 1758 la madre de Juan Bautista de Anza, Rosa Becerra Nieto, mientras que Santa Bárbara había sido establecida en 1720 por Diego Romero. Así fue cómo Manuel Mascareñas se convirtió en dueño de una superficie de 36,460 hectáreas.

Además de estas haciendas sobre el río Santa Cruz estaba también,  situada en el suroeste de Nogales, en la confluencia del arroyo Planchas de Plata con el de la Arizona,  la hacienda de La Arizona, misma que surgiera alrededor de 1740 cuando el descubrimiento de las famosísimas Planchas de Plata. Por aquel entonces era un rancho del Barón Gabriel Prudhón de Heider y Múgica, Alcalde Mayor de Sonora. Pasó el tiempo, y  en la década de 1850 o 1860, La Arizona fue adquirida por Guillermo Barnett, con una superficie de aproximadamente 50 mil hectáreas que crecería eventualmente hasta alrededor de 100 mil.

Finalmente, hacia el Sur del actual Nogales se encontraba Cíbuta, hacienda que originalmente surgiera como un rancho ganadero establecido por el misionero Jesuita, Eusebio Francisco Kino, y cuyo dueño para la época que nos ocupa, finales del siglo XIX  y principios del XX, era José Pierson, quien también poseía otras propiedades cerca de Imuris. Además de estas haciendas, el municipio de Nogales contaba con los ranchos de Agua Zarca y Destiladera, y los minerales de Promontorios, Viacrucis y Planchas de Plata.

Todas estas haciendas y ranchos del municipio eran empresas ganaderas, además de tener producción agrícola: Buenavista y Santa Bárbara se centraban antes de la revolución mexicana en la producción de pastura, cereales y vegetales, mientras que La Arizona producía principalmente frutas. Hay, por ejemplo, una noticia periodística que nos informa que en La Arizona se producían a finales del siglo XIX vegetales, pieles curtidas, jabón y fruta enlatada (3,500 latas de duraznos, 1,500 de manzanas y 200 de peras, además de una cantidad no especificada de leche condensada enlatada). Más hacia el sur, Cíbuta también producía verduras y cereales. En total, estos ranchos empleaban a unos 100 jornaleros con sueldos de $1.50 diarios, sueldos que confirmaría la revolución mexicana.

Hasta hace poco, gran parte de estas haciendas y ranchos habían sido disgregados y convertidos en ejidos como consecuencia de la revolución, aunque como resultado de las reformas al Artículo 27 de la Constitución en 1992, el agro se encuentra actualmente inmerso en un proceso de cambio en el régimen de tenencia de la tierra. De esta manera, el día de hoy, el visitante a aquellos antiguos lugares puede encontrar, junto con la posesión ejidal de la tierra, a la reserva territorial para el crecimiento urbano nogalense, al nuevamente creciente rancho ganadero o bien a la casa suburbana de alguna familia nogalense que es dueña de un pequeño pedazo de tierra en donde esa familia pasa los fines de semana trabajando la tierra, regresando al ancestral pasatiempo sonorense de arañarla para hacerla producir, o lo que es lo mismo, trabajando mientras se convive con el silencio del campo.

Sunday, April 29, 2012

La Colonización de Sonora


Todos reconocemos el pasado. Sin embargo, es poco lo que en realidad sabemos acerca de cómo se realizó la penetración hispana a nuestro Estado de Sonora. Por eso es que, intentando resolver esta situación, escribo ahora estas líneas.

Después de la caída del Imperio Azteca en 1521 ante las armas de Hernán Cortés, a finales de ese mismo siglo los españoles ya habían penetrado hasta el actual Estado de Sinaloa. Por entonces, el motor de las conquistas eran las empresas o expediciones privadas, financiadas por alguien que conseguía el permiso para penetrar a lo desconocido y alimentadas por la esperanza de, al igual que como había sucedido en el altiplano central, también aquí encontraran enormes riquezas.

El primer europeo en cruzar Sonora fue Alvar Núñez Cabeza de Vaca, un náufrago de la expedición de Pánfilo de Narváez a la Florida quien después de ocho años de épico viaje, en 1536 llegaba a Sinaloa, la región más norteña conquistada hasta entonces por los españoles, después de pasar, parece ser, por el actual Estado de Sonora. Se deduce que pasó por Sonora debido a las descripciones del medio natural que hizo, así como por su mención de un lugar en donde le dieron "seiscientos corazones" de venado para comer. Acompañándolo iba un morisco, de nombre Estebanico.

Su regreso provocó que el Virrey de Nueva España enviara ahora al fraile Marcos de Niza a investigar la región, y para guiarlo fue escogido Estebanico. Este sería muerto por los indígenas, aunque al regreso de Fray Marcos, narró haber visto grandes ciudades desde la distancia, lo que generó un enorme entusiasmo.

El Virrey, Antonio de Mendoza, organizó entonces otra expedición, encabezada ahora por Francisco Vázquez de Coronado, y como guía fue escogido el mismo Fray Marcos. Esta expedición cruzó también el territorio sonorense, y en o cerca del lugar en donde le habían dado los corazones de venado a Cabeza de Vaca, fundó el pueblo de San Gerónimo. Y aunque llegó hasta el territorio del actual Nebraska, no logró encontrar  ningún tesoro. El desaliento provocado por la falta de noticias positivas ocasionó que el financiamiento privado de nuevas expediciones se secara, y no fue sino hasta que la Corona Española y la Iglesia llegaron  a un acuerdo entre sí, a través del cual la Corona financiaría a misioneros que realizaran la conquista pacífica de los territorios desconocidos, que se reanudó el esfuerzo de penetración español  al noroeste novohispano.

Y aquí es necesaria una pequeña disgresión explicatoria. Debemos agregar que los misioneros no tenían una perspectiva localista, ya que no veían a los pueblos aislados, individuales, sino en relación con su pertenencia a regiones, o Rectorados como les llamaron.

Así, las primeras entradas misionales a Sonora se originaron desde Sinaloa: para 1614 los misioneros Jesuitas habían penetrado al delta del río Mayo y para 1619 al del Yaqui y dos años después fundaban las misiones de Tecoripa y Cumuripa, mientras que para 1622 las de Macoyahui, Onavas, Movas y Nuri y para 1627 llegaban a Sahuaripa, Bacanora y Avivechi , y un año después a Tónichi. De esta manera surgieron los Rectorados de Nuestro Padre San Ignacio de los Ríos Yaqui y Mayo (1 en el mapa adjunto), y el Rectorado de San Francisco de Borja (2 en el mapa adjunto).

En 1629 fundaban las misiones de Mátape, Nácori y Batuc, y para el 36 llegaban a Tepache, así como al río de Sonora, ya que ese mismo año fundaron Ures. Para 1638 habían penetrado al río San Miguel y fundaron Nacameri (actual Rayón), aunque sobrevino en seguida una pugna con un grupo de Franciscanos que habían sido llevados por Pedro de Perea al río de Sonora.

En 1644 los Jesuitas fundaban Oposura y Cumpas, para penetrar aceleradamente después a lo largo de ese río, ya que un año después habían fundado Huásabas, Óputo (actual Villa Hidalgo), Techicadéguachi, Bacerac, Bavispe, Huachinera, Nácori y Bacadéhuachi. Así surgió el Rectorado de los Santos Mártires de Japón, en el Noreste del actual Sonora (3 en el mapa adjunto).

Habiéndose aclarado la pugna con Pedro de Perea acerca de las misiones de los ríos de Sonora y San Miguel, en 1646 los Jesuitas fundaban Sinoquipe y un año después entraban al río San Miguel, a la región donde viviera Perea, y fundaron las misiones de Cucurpe y Tuape. Así nació el Rectorado de San Francisco Xavier en los ríos de Sonora y San Miguel (4 en el mapa adjunto). Estas misiones por muchos años fueron la frontera no sólo de la Opatería sino de la penetración europea al noroeste de Sonora. En seguida, el esfuerzo de penetración Jesuita se dirigió a reforzar lo conquistado en la región serrana sonorense, y en 1654 fundaron las misiones de Cuquiárachi, Cuchuta, Teuricachi y Tevidéhuachi; mientras que veinte años después las de Yécora y Rebeico.

No fue sino hasta 1687 cuando llegaba el misionero Eusebio Francisco Kino en que nuevamente revivió, con toda fuerza, el esfuerzo misional, ahora dirigido hacia el noroeste del actual Sonora, con la fundación de unas 26 misiones en la Pimería Alta y el nacimiento del último, Rectorado de Nuestra Señora de los Dolores (5 en el mapa adjunto).

Sin embargo, en 1767 fueron expulsados los Jesuitas de todos los dominios españoles, y un año después llegaron los Franciscanos a reemplazarlos. El sistema misional, sin embargo, había cambiado para entonces, ya que la orientación del gobierno español no era conservar el modo de vida indígena, sino incorporarlos al sistema establecido por los europeos, y en consecuencia los privilegios de los Franciscanos eran menores que los que habían tenido loe Jesuitas. Así, los  nuevos misioneros se dedicaron principalmente a construir y reconstruir los templos misionales, que son las antiguas iglesias que actualmente encuentra el viajero.

Con el advenimiento del siglo XIX, la secularización del sistema misional se dio en épocas distintas para diferentes regiones de Sonora, aunque acompañado del movimiento de Independencia de nuestro país.  Vendría después hasta mediados de ese siglo XIX un periodo de guerras intestinas en Sonora, como la guerra de castas, y después sobrevendría la intervención europea. No fue sino hasta el Porfirismo, a finales de ese siglo XIX, que Sonora despertó como una fuerza económica, y su desarrollo estuvo basado en la minería y ferrocarriles.

Sobrevendría después la revolución, que se tradujo en la nacionalización de lo construido durante el Porfirismo, y actualmente vivimos el periodo posrevolucionario, cuando nuevamente surge la empresa privada como agente principal de cambio.

Sunday, January 29, 2012

La Epoca de la Colonia en Arizona

En 1521 caía Tenochtitlán bajo las armas Españolas, diez años después los conquistadores inauguraban una estación en el actual Sinaloa y la siguiente década la región del actual Arizona fue atravesada por primera vez por no indígenas. Probablemente el primero de éstos haya sido un esclavo, Estebanico, africano o árabe quien, acompañando primero a Cabeza de Vaca y después a Fray Marcos de Niza, atravesó dos veces al actual Estado de Arizona a finales de la década de 1530. Luego, Fray Marcos regresaría contando haber divisado, desde lejos, ciudades llenas de riquezas.

Como respuesta, en 1540 se organizaba una gran expedición privada al mando de Francisco Vázquez de Coronado. Con 225 caballeros, 60 de infantería, aproximadamente un millar de indígenas, media docena de cañones y miles de animales para alimento de la expedición, los exploradores atravesaron Sonora, posiblemente siguiendo el Río de Sonora, luego la región Este de Arizona, en seguida Nuevo México, y llegaron hasta el actual Kansas sin encontrar las fabulosas riquezas que supuestamente hallarían.

La desilusión que ocasionó el no haber encontrado las riquezas esperadas, secó el financiamiento a posteriores exploraciones privadas en busca de tesoros y, en su lugar, el gobierno Español llegó a un acuerdo con la Iglesia para cambiar el método de colonización. Ya no serían el conquistador y sus armas sino el misionero y la cruz el encargado de penetrar a las regiones desconocidas del Norte. Así, escogiendo la región central de la Nueva España y hacia el Norte, los Franciscanos entraron por Chihuahua a los actuales Nuevo México y Este de Arizona, y a ellos les tocó contribuir con los mártires iniciales de la región: el primero fue Francisco de Porras, y después, durante la gran rebelión de los indios Pueblo en 1680, sobrevino el martirio de once de un total de 33 misioneros franciscanos, entre ellos, en Arizona, José de Figueroa, José de Trujillo y José de Espeleta, además de unos 400 colonos.

En respuesta se cambió más al oeste el impulso de penetración europeo hacia el Norte, y en 1687 llegó el misionero Jesuita, Eusebio Francisco Kino a la Pimería Alta, en la frontera de los actuales Estados de Sonora y Arizona. En Arizona fundó sus primeras misiones en 1691, Guevavi, Tumacácori, y un año después San Xavier del Bac. Su meta era convertir la Pimería Alta en puente entre Asia y Europa, aunque su herencia tangible fue que México no aceptó la frontera propuesta siglo y medio más tarde por los Estados Unidos durante las negociaciones del Tratado de la Mesilla, frontera que habría dejado incomunicada a Baja California por tierra con Sonora; en cambio se permitió una lengua de tierra como puente entre la península califórnica y el resto de México, que es la frontera que conocemos actualmente, pero eso lo veremos después…



Tras morir Kino, el entonces ignoto nombre de Arizona logró renombre mundial en un evento que adorna las páginas del mundo de la leyenda. En 1736, en un lugar situado 25 Km al suroeste del actual Nogales y aledaño al puesto ya conocido como La Arizona, un indio Yaqui descubrió enormes losas de plata pura a flor de tierra; entre ellas, un pedazo de más de una tonelada que a hachazos fue cortado para arrastrarlo con bueyes. El lugar, bautizado como Planchas de Plata de la Arizona, se vio invadido por miles de gambusinos, el gobierno ordenó realizar una investigación y el embargo de la plata encontrada. Esto se debía a que si se trataba de un tesoro escondido le pertenecía por completo al Rey, y si era yacimiento natural, debía pagar la quinta parte de impuestos.

Así pasaron los años, y el agotamiento del mineral superficial y el acoso constante de los Apaches imposibilitaron la explotación de esas legendarias riquezas, aunque su fama se fue extendiendo a toda la región ubicada al Norte de las misiones establecidas por Kino, hasta heredarle su nombre a toda, Arizona.

Seguirían distintos intentos para abrir una ruta por tierra con California, por un lado el misional que resultó en el martirio en Yuma de Fr. Francisco Garcés, y el laico con las dos expediciones del Cap. Juan Bautista de Anza (hijo) que abrieron una ruta por tierra entre Sonora y California.

Además, la reorganización administrativa borbónica del Gobierno Español inauguró la Comandancia de las Provincias Internas de Occidente, con base en Arizpe, Sonora, y jurisdicción sobre California, Sonora, Sinaloa, Chihuahua, Nuevo México (Arizona incluido), Coahuila, Texas, etc. y se establecieron varios Presidios (o fuertes militares) de protección contra los apaches; así el de Tubac en 1751, que fue cambiado a Tucsón en 1775.

Sin embargo, estas reformas fueron tardías; sobrevino una época de ataques apaches generalizados, asociados con el decaimiento de la hegemonía española, tanto mundial como local, que desembocaron poco después, al iniciar el siglo XIX, en la guerra de Independencia.

Este es un bosquejo de la Colonia en Arizona necesariamente austero por restricción de espacio, pero a fin de cuentas nos da una imagen general de cómo se desarrolló esta época en esa región que, hasta mediados del siglo XIX, formaba parte de México.