Sunday, June 3, 2012

En Vísperas de la fundación de Nogales


En el artículo anterior de esta serie cubrimos la inauguración del Ferrocarril de Sonora en el entonces rancho de Los Nogales. Eso me lleva a explicar que a pesar de que se sostenga que Nogales tuvo su origen ya sea el 2 de agosto de 1880 al establecerse la aduana, o bien el 25 de octubre de 1882 al inaugurarse el ferrocarril, en verdad ninguna de esas fechas corresponde a la fundación de la población de Nogales, como se demuestra  en este artículo.

Días antes de la inauguración del ferrocarril, el 12 de octubre de 1882 el Cónsul de México en Tucsón informaba que en la frontera, en el punto en que el tren aún hoy la cruza, había surgido un campamento formado por sus trabajadores, "el que indudablemente van a abandonar tan pronto como termine el trabajo,” y hasta explicaba el porqué: no había agua en el lugar, ya que la que se consumía localmente era llevada por tren o extraída de algunos pozos locales. Era un campamento de 18 carpas que se extendía de Este a Oeste desde la vía férrea hasta la actual calle Obregón, y de poco más al Norte de la frontera hasta tal vez el callejón Ochoa por el Sur. Obvia decir que estas calles aún no existían y sólo las menciono como referencia.

Además, gracias a la descripción de un antropólogo holandés, Herman Ten Kate, quien visitó poco después el Sur de Arizona y Norte de Sonora, podemos saber cómo era Nogales entonces. Después de visitar Tucsón y la iglesia de San Xavier del Bac, Kate tomó el ferrocarril para dirigirse a Sonora y llegó a Los Nogales a las 9 de la noche del 10 de enero de 1883. Su sombría descripción del lugar indudablemente fue influenciada por la luna nueva de esa noche, a la tenue luminosidad de las lámparas de petróleo de las tiendas de campaña que apenas lograba romper la obscuridad de la cañada nogalense y al impacto que debió causarle el percibir una cultura diferente a la propia, delimitada por una línea entonces invisible, la frontera. Así escribió:

“Siguiendo el reflejo de las tiendas iluminadas que veo desde una corta distancia de la estación, me dirijo hacia allá y en un corto tiempo estoy sentado para tener una frugal cena que me pone enfrente un tipo al que le cuelga, despeinado, el cabello. Luego de cenar me fijo mejor en el sitio y veo que Nogales consiste únicamente en un grupo de tiendas de lona, la mitad de las cuales son bares y “restaurantes.” Entro después a una de esas carpas para ver más de cerca. Aproximadamente veinte hombres bronceados con rasgos salvajes, con sombreros de ala ancha en sus cabezas y arropados en sus coloridos sarapes se encuentran de pie o sentados alrededor de las mesas de juego. Otros, sentados en banquitos o barriles vacíos fuman sus cigarros, mientras que otros más beben mescal o whiskey que les ofrece el cantinero y escuchan los acordes, a veces soñadores y a veces apasionados de una guitarra. Todo se encuentra iluminado por el tenue brillo de un par de antorchas humeantes que han sido amarradas a los postes de la tienda…”


“Continúo mi caminata nocturna y encuentro a los mexicanos sentados, silenciosos, alrededor de las fogatas parpadeantes que arden frente a sus tiendas, aunque los enojados perros me hacen el paseo tan difícil que abandono mi caminar por Nogales y me siento en el suelo frente a la pequeña estación de madera del tren, ya que adentro no hay ni sillas ni mesas. Absorto en mis pensamientos, observo el paso de las estrellas a lo largo de las obscuras siluetas del cerro cercano hasta que llega la hora de abordar el tren que me llevará a Hermosillo…”

Obviamente, el “cerro cercano” era el acantilado de la calle Elías, y Tate se refiere a la primera estación ferroviaria que tuvo Nogales: un pequeño cuarto de madera, situado a unos metros más al Sur de donde la vía del tren cruza la frontera.

Pero no fue esa la única ocasión en que Kate pasó por Nogales. Meses después volvió, ahora de regreso de Hermosillo rumbo a Arizona, y de éste suceso también nos heredó otra mención que por lo somera nos deja con más dudas que respuestas: “El 9 de abril parto de Hermosillo por tren y en la siguiente mañana, doce horas más tarde me bajo en la estación fronteriza en Calabazas.”

Así, surge espontánea la pregunta: ¿Por qué menciona Kate la estación fronteriza de Calabazas y no la de Nogales? Las posibilidades son muchas. De cualquier manera, lo que había aquí a su regreso no mereció un comentario del antropólogo. En el próximo artículo escribiré sobre la fundación de Nogales, el 11 de julio de 1884, es decir, al año siguiente de los hechos narrados en este texto.

No comments:

Post a Comment