Sunday, January 20, 2013

El 1 de junio de 1906


Las tensiones habían ido creciendo, y aunque los sueldos de los mineros del mineral eran superiores no únicamente a los que se pagaban en otros minerales sino también en el campo y los centros textiles de Sonora, en Cananea los trabajadores estaban descontentos con la disparidad entre lo que ganaban los extranjeros y los mexicanos: 5 pesos oro y tres pesos plata respectivamente, así como con las diferentes tareas que se les encargaban, que eran discriminadoras racialmente.

Así, en la noche del 31 de mayo de ese 1906 se les notificó a los trabajadores de la mina Oversight que los mayordomos habían celebrado un contrato con la empresa incrementando la carga de trabajo asignado a cada uno y reduciendo el número de mineros, todo con la intención de producir más con menos empleados.

Pasaron las horas, y en la madrugada del 1 de junio se declararon en huelga. Manuel M. Diéguez y Esteban Baca Calderón fueron llamados por los mineros para que dirigieran la protesta. Baca Calderón llegó a la mina Oversight donde fue amenazado por la policía municipal mientras que los mineros lo defendieron a la vez que él los exhortaba a mantener el orden para evitar pretextos para suprimir la huelga. Además, les dijo que los obreros extranjeros que trabajan en Cananea habían manifestado su simpatía con el movimiento. Poco después llegaba el presidente municipal a la mina y acordaron que una comisión de mineros llevaran sus peticiones a la empresa.

Mientras, el movimiento se generalizaba para entonces: ya que amaneciendo ese día primero, unos 2,000 mineros recorrieron las instalaciones, y los mineros de El Capote y La Demócrata, los de la fundición y de la concentradora se unieron al movimiento. Al mismo tiempo, Baca Calderón escribió el pliego petitorio que fue entregado de inmediato. Entre sus principales puntos estaba la petición de que se pagara para todos un  sueldo de cinco pesos por ocho horas de trabajo; que se empleara a un porcentaje del 75% de mexicanos en la mina; el mejoramiento del trato para los mineros, etc.

Durante las horas siguientes siguió un intercambio de telegramas entre William Cornell Greene, el Gobernador Rafael Izábal, el Jefe de la Zona Militar, Luis. E. Torres; el Comandante de la Gendarmería Fiscal, en Nogales, Juan Fenochio y su subalterno en Magdalena, el Corl. Emilio Kosterlitsky, y Ramón Corral, Vicepresidente de la República.  A mí me tocó ver en el Archivo General del Estado un telegrama de Ramón Corral, en respuesta a la solicitud de Greene de que le permitiera subir los sueldos de los mineros, en que Corral negó el permiso bajo el argumento de que eso provocaría un desajuste salarial generalizado.

Durante la tarde de ese 1 de junio, los mineros partían en manifestación de El Ronquillo, pasaron frente a las oficinas de la Compañía, recorrieron el centro comercial del poblado para luego subir al poblado de La Mesa Norte y dirigirse a la maderera, ubicada en el extremo Oriente de Cananea.  Allí, George Metcalf, quien trabajaba en el almacén, los repelió con mangueras de agua a presión y disparos que mataron a un huelguista e hirieron a varios más. En respuesta, los mineros mataron a Metcalf y a su hermano, además de incendiar la maderera. Luego regresaron al centro de Cananea, y en la Ave. Chihuahua y Calle 3 fueron atacados por hombres armados, quienes desde automóviles les dispararon, matando a 6 protestantes, por lo que la violencia se extendió sobre toda la población.

Durante la noche, los extranjeros que no habían huido a Arizona se refugian en la casa de Greene. Vendría luego la petición de refuerzos estadounidenses a proteger los intereses extranjeros en el poblado, y a medianoche de ese día, más de 200 voluntarios, que desobedecieron las órdenes directas de no cruzar a México del Gobernador de Arizona y de algunas autoridades federales mexicanas, después de recibir el permiso del Gobernador Izábal cruzaron en forma individual la frontera al mando de Tom Rynning (cuyo puesto era equivalente en Arizona al de Kosterlitsky), se reagruparon del lado sonorense y se dirigieron a Cananea. Corral le había telegrafiado a Izábal que no permitiera esa fuerza extranjera, pero el telegrama le llegó tarde.

Panorama de Cananea en la época de la huelga
Panorámica de Cananea en la época de la huelga.


A las 10:30 de la mañana del día 2 llegaba a Cananea el tren procedente de Naco con Izábal y la fuerza encabezada por Rynning, y se dispusieron a defender las propiedades extranjeras, mientras que los dirigentes de la huelga, Lázaro Gutiérrez de Lara y Rafael J. Castro fueron encarcelados, y a eso de mediodía, desde el auto de Greene, tanto Izábal como Greene intentaron disuadir a los manifestantes.  Así pasó el tiempo, y por la tarde continuaron los enfrentamientos y más muertes de protestantes, más arrestos de dirigentes obreros, hasta que al anochecer llegaba la Gendarmería Fiscal, encabezada por Kosterlitsky, quien dispersó a los huelguistas, hizo retirar a los guardias estadounidenses e impuso la ley militar y toque de queda para toda la población. A las 10 de la noche partía el tren a Naco que llevaba a los guardias extranjeros. Al día siguiente, el 3,  llega el Jefe de la Zona Militar, Luis E. Torres, al mando de 100 soldados, y se hizo pública, firmada el día 1, la negatoria de Greene a la petición de los obreros.

Un día después, el 4, llegaban 200 soldados más, y al día siguiente fueron aprehendidos el resto de los dirigentes del movimiento, lo que  ocasionó el fin de esa protesta aunque, como ya sabemos, fue ésta una victoria pírrica, ya que este movimiento, junto con otros más, desembocaron en la revolución mexicana.

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