Sunday, February 10, 2013

El Inicio de la Revolución Mexicana y Cananea

La pérdida del control económico por Greene de Cananea fue una especie de aviso de lo que pronto afloraría en lo social en nuestro país, una ansia de modernidad que no lograría expresarse clara y precisa debido a que había por entonces, en abierta contienda entre sí, muchos proyectos de modernidad: fuesen éstos los de las clases altas o los de las bajas, de lo naciente urbano o de lo rural, y aún de vertientes nacionales o internacionales de lo que debería ser el México “moderno.”

Abrán Salcido. Foto de cuando estuvo preso en Yuma
Fueron eventos que ya habían sido anunciados no únicamente por la huelga en el mineral sonorense sino por otras manifestaciones de inquietud social que se extendían a lo largo de toda la frontera entre Sonora y Arizona. En otras palabras, las fronteras internacionales no fueron frontera para esas manifestaciones de inquietud.

Así estuvo la huelga en el mineral arizonense de Clifton-Morenci, de 1903, impulsada por mexicanos, muchos de ellos hoy olvidados como Abrán (sic) Salcido, o Wenceslao Loustaunau.  Por ejemplo, cuando Salcido participó en Morenci ya era un avezado luchador social que a los 22 años de edad había participado en el ataque a la aduana de Nogales del 12 de agosto de 1896, asalto realizado por seguidores de Teresa Urrea.

Y ya después de la huelga, en el mineral se escuchaban rumores de que Salcido, recién salido de la prisión de Yuma debido a su liderazgo de la huelga del mineral arizonense, planeaba “marchar a Sonora y levantar la bandera de la insurrección,” rumores que llevaron a que fuera arrestado, ahora en México, y confinado en San Juan de Ulúa, aunque su arresto tampoco logró acallar los tambores de guerra.

Para 1910, los rumores de insurrección ya se habían extendido por toda la región. Para entonces, un personaje que en forma casi desconocida recorría todo el país en una quijotesca campaña en la que contendía por la presidencia de la república contra Díaz, y que se llamaba Francisco Ignacio Madero, acababa de visitar Hermosillo en su campaña y planeaba llegar al mineral de Cananea para realizar allí otro mítin, aunque le advirtieron que se preparaban algunos actos violentos para recibirle en el mineral y fue por eso que en forma incógnita, el 13 de enero de ese 1910 llegó a esta frontera y por aquí, por Nogales, cruzó la frontera internacional y de aquí se dirigió por tren a Ciudad Juárez para regresar al centro del país.

De esta manera transcurrieron los meses de ese 1910, e iniciando el verano todo era un hervidero de rumores de que toda la región entre Douglas y Nogales, pasando por Cananea, sería atacada por los sublevados que preparaban una gran insurrección. Fue una inquietud alimentada poco después por el llamado que hiciera Madero al levantamiento armado para noviembre de ese 1910 cuando le fue arrebatada la Presidencia en las elecciones.  Para entonces, no únicamente esta región fronteriza estaba llena de inestabilidades, sino también la rural de Sonora y Chihuahua a través de la insurrección promovida por Pascual Orozco en los pueblos mineros de Chihuahua, inestabilidad  que se extendería al Noreste de Sonora con ataques como el de José de la Luz Blanco al mineral del Tigre, o aún en abril 13 de 1911, cuando Red López tomó Agua Prieta para después desaparecer sin dejar huellas de su paso: algunos de sus seguidores se refugiarían en la Sierra de los Ajos frente a Cananea, otros cruzarían la frontera, pero lo asombroso fue que no dejaron huella detrás de ellos: era como si la tierra se los hubiera tragado.

Un mes después, Juan Cabral, un sonorense nativo de Minas Prietas  que había estudiado primero en el Colegio de Sonora y luego en la Universidad de Arizona, se presentaba procedente de Arizona  acompañado de una pequeña fuerza armada ante el mineral de Cananea y exigió su rendimiento, y después de algunas negociaciones entró al poblado el 12 de mayo, tomándola sin realizar un sólo disparo, en un  evento que describiría el periódico arizonense “Douglas Daily International:” Cabral “fue casi arrancado de su caballo por sus admiradores, los que le colgaron al cuello guirnaldas de flores,” mientras que para los empresarios de la mina, la toma de Cananea se había realizado “de la forma más ordenada y legal posible.”

Días después, el 21 de mayo el para entonces líder del movimiento insurreccionista mexicano, Francisco Ignacio Madero, tomaba Ciudad Juárez, y en Sonora nombraba a José María Maytorena como Gobernador del Estado y a Agua Prieta como la capital provisional del Estado. Y el  25 de mayo, Porfirio Díaz renunciaba a la Presidencia de la República, renuncia que sería seguida por elecciones en el país para escoger un nuevo presidente, y Madero resultó electo. Todo mundo pensaba que con esa elección la inquietud social en México había terminado. Lo que no sabían era que esto era apenas el comienzo de un movimiento revolucionario que estremecería al país por más de un lustro.


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