Sunday, June 23, 2013

Antecedentes de la Industrialización fronteriza

Ya hemos visto en cada uno de los artículos anteriores de esta serie cómo se llevó a cabo la industrialización de la frontera Norte de México, claro, centrándonos en Nogales y en sus particulares circunstancias. Así analizamos sus consecuencias en la población local y su incidencia sobre la infraestructura social, en la educativa en particular o en lo ecológico, en el uso del recurso agua. Sin embargo, hace falta presentar una imagen general acerca de cómo se llegó a donde nos encontramos actualmente.

Nogales había surgido como un lugar en la geografía sonorense ubicado justo en el punto en que bajan de altura las regiones montañosas situadas hacia el Este de Sonora para transformarse en las regiones desérticas situadas más hacia la costa, al Oeste, por cierto las más áridas que hay en Norteamérica. Era el lugar ideal en cuanto a su clima anual para facilitar el transporte entre México, en particular Sonora, situado hacia el Sur, y el Norte, Arizona de la Unión Americana. Pero eso no fue todo; en este mismo lugar dos ríos casi logran tocarse comunicando a Sonora hacia el Sur con Arizona hacia el Norte. Sus nombres, el Asunción y el río Santa Cruz.

La ubicación estratégica del lugar llevó a que durante la paz porfiriana surgiera en forma espontánea en el paraje una población, una sociedad cuya meta desde entonces fue utilitarista.  Los que venían aquí lo hacían y aún hoy lo hacen, muchos de ellos como último recurso de vida, que llegan y se encuentran esta barrera real, cultural y sicológica del fin de la realidad mexicana y el inicio de la estadounidense, y ya sea que inicien aquí un negocio y por medio de él formen su nueva biografía o bien vengan con la intención de cruzar la frontera, aunque siempre o casi siempre lo hacen con la finalidad de iniciar una nueva vida, de escribirse una nueva historia de vida.

Y así, después del porfiriato vendría la revolución mexicana, y al terminar ésta, ocurriría la gran depresión económica mundial de la década de 1930, época que coincidió, en México, en Sonora y aquí en Nogales, con la intención del Estado Nacional de convertirse en el rector supremo y guía total de una sociedad mexicana  que intentaba encontrar un nuevo punto de equilibrio entre los diversos poderes posrevolucionarios; de esta manera fue cómo se presentó, entonces, una pugna entre los poderes espirituales definidos y los terrenales que intentaban imponer su supremacía. El poder terrenal del Estado intentó convertirse en rector supremo de la sociedad, aunque a fin de cuentas se mostró insuficiente para resolver toda la complejidad social, cultural y espiritual que afloraba ya desde entonces en el ser mexicano, y la consecuencia natural, casi obvia, fue que el Estado Secular falló. Falló porque al intentar convertirse en el árbitro supremo no logró descifrar las verdaderas causas, las raíces nutricias de la espiritualidad mexicana, sonorense, nogalense.

Y así pasaron aquellos años de las décadas de 1930 y 1940, cuando todo indicaba que la vocación de nuestra ya ciudad sería el turismo. Era una aparente vocación que fue reforzada por la Segunda Guerra Mundial, fue un conflicto que convirtió a esta ciudad fronteriza en un escaparate turístico, fue una época que llevó a que surgieran aquí dos Nogales, el Nogales diurno alimentado por las tiendas de curiosidades y restaurantes que sostenían la imagen exótica, inasequible del “old Mexico,” y el Nogales nocturno de los soldados de los fuertes estadounidenses aledaños a la frontera que convirtieron a esta ciudad en vehículo de satisfacción de sus ansias carnales juveniles. Pero continuó pasando el tiempo…

Ya durante la siguiente década, de1950, se creía que se había logrado ver la meta hacia la cual deberían encaminarse los esfuerzos de todos, ésta se lograría persiguiendo una fórmula económica y social basada en el turismo. Sin embargo, esa perspectiva era errónea, ya que aunque los notables de la ciudad apoyaban este proyecto económico y social para la frontera, el turístico, por otro lado las realidades de la nueva relación con la nación vecina y la ya desde entonces creciente globalización en lo económico, que desde la perspectiva mexicana se debía de expresar también en lo social, en la emigración en particular, eran vistos con creciente preocupación desde las esferas dirigentes nacionales mexicanas.

Una de las primeras manifestaciones de esta nueva vigencia había ocurrido durante la década de 1920, cuando como resultado de una crisis económica estadounidense el precio del algodón, del que Arizona era gran productor, se vino abajo, y como consecuencia Nogales se vio inundado de trabajadores mexicanos del campo que fueron despedidos y expulsados del Estado vecino, de la nación vecina. Otra, fue el impacto creciente local del valor de nuestra moneda, el peso, frente al dólar, ya que por ejemplo precisamente en abril de 1954, al anunciarse que el gobierno federal de México había decidido construir un edificio federal para albergar a todas las instancias nacionales nogalenses justo a un lado de la garita principal, para que se presentara como un ícono de la presencia nacional, de nuestra realidad fronteriza mexicana, el día 19 el peso mexicano fue devaluado por lo que ese proyecto, modificado, tendría que esperar a ser realizado hasta la década de 1960 a través del Programa Nacional Fronterizo (PRONAF).

De esta manera fue cómo durante esos años que precedieron a la década de 1960, el gobierno federal fue diseñando otro programa económico y social para Nogales, era un proyecto que se fundamentaba en un cambio radical en la función social y económica de esta frontera: en su industrialización.

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