Sunday, December 16, 2012

Greene y Cananea


George Mitchell
Ya cubrimos en el artículo anterior los últimos años del siglo XIX para Greene y el inicio del desarrollo de  Cananea. Las minas que había adquirido de la viuda del General Ignacio Pesqueira no fueron las únicas, ya que también se asoció con George Mitchell para formar otra compañía minera cananense, la Cobre Grande Copper Company, aunque su desarrollo lo frenó la falta de agua y transporte.

El problema del agua obligaba a que la fundición de Cobre Grande trabajara pocos días mensualmente, mientras que para resolver el problema del transporte, en mayo de 1899 la compañía solicitó en México permiso para construir dos vías férreas: una, de vía estándar, entre Cananea y un punto que interconectara con el ferrocarril ya construido, cerca de Bisbee en Arizona; y la otra para un ferrocarril de vía angosta que comunicara la fundición con las minas de la falda Noreste de la Sierra de Cananea, hasta Puertecitos.

Los costos de operación pronto se elevaron;  Greene no podía pagar ni los salarios de los mineros ni el adeudo de $20,000 a la viuda de Pesqueira, que vencía el 22 de noviembre de 1899, y para resolverlo invitaron a J. H. Costello, un hombre de negocios de Nueva York, a que adquiriera el 75% de las acciones de Cobre Grande por $37,000 dlls.

La mina Cobre Grande, en Cananea
Así, Costello se convirtió en Presidente de Cobre Grande el 22 de julio de 1899 e inmediatamente colocó a Con O´Keefe como Administrador General de la compañía y construyó un acueducto para resolver el problema del agua, iniciando las operaciones para producir y vender cobre.

Al saberlo, Greene partió de inmediato a Nueva York a conseguir más dinero con otros inversionistas del Este de la nación vecina, y ya allí transformó su personalidad: de un minero arizonense llamado William Cornell Greene, se convirtió en el “Coronel” Greene, con bastón, sombrero de copa y lujosos trajes, hospedándose en el famoso hotel Waldorf Astoria.

Además, en las cortes mexicanas argumentó que la compañía Cobre Grande nunca había adquirido algún permiso que evitara la prohibición constitucional mexicana a extranjeros para hacerse de títulos cerca de la frontera; además, cuando regresó de Nueva York, Greene entregó en Nogales, Sonora, el 9 de octubre de ese año los papeles de incorporación de la Cananea Consolidated Copper Company, S. A. que operaría las minas de Cobre Grande. Y en seguida se dirigió a Arizpe, y en el Juzgado de Distrito obtuvo una orden que declaraba inválidas las minas de Costello. De regreso, acompañado de un grupo de rurales armados se dirigió a Cananea, en donde Con O´Keefe inicialmente rehusó hacer entrega de las minas hasta que los rurales lo persuadieron a hacerlo el 13 de octubre. Así, Greene imposibilitaba que Costello pagara el resto del adeudo.

Este, a su vez envió a sus hombre a Arizpe y forzó que el Juzgado se retractara de su orden anterior y enviara a otro grupo de rurales armados, los que al llegar a Cananea encontraron que la gente de Greene se había parapetado en las oficinas de la compañía. Así permaneció toda esa situación hasta que los rurales decidieron abandonar el sitio y no intervenir en los pleitos entre dos grupos de estadounidenses. Y aunque poco después se emitió una orden de arresto contra Greene, para entonces éste había abandonado Sonora, y no fue sino hasta un año después que la Suprema Corte de Justicia declaró inválida la acusación en su contra. Mientras todo ésto sucedía, Greene, que había logrado dinero en Nueva York, continuó adquiriendo más minas en Cananea, y para cuando logró el control nuevamente de Cobre Grande ya era dueño de una franja de terreno de cerca de dos kilómetros de ancho y 5 de largo.

Uno de los tractores adquiridos
Ahora, el problema a atacar era el desarrollo de Cananea. Se colocaron en la prensa mexicana y estadounidense anuncios de empleos para  mineros con los sueldos más altos en México, aunque los que respondieron no fueron suficientes. Además, para atacar el problema del transporte, Mitchell compró seis tractores de vapor impulsados por petróleo, con capacidad de unas 20 toneladas de carga para acarrear abastecimientos entre el ferrocarril y Cananea, aunque no fueron adecuados para el terreno de la región.

Greene y su hija Eva en 1899
De esta manera, las tareas de desarrollo en Cananea quedaron divididas entre Greene, que se encargaba de conseguir el dinero necesario; George Mitchell que se ocupó con el desarrollo del pueblo, concentradora y fundición; Jim Kirk con el de las minas, y E. A. MacFarland con el de las vías férreas.

A finales del otoño de 1901, el ferrocarril de vía angosta llevaba mineral a la fundición desde las minas más cercanas, como Capote, mientras que para llegar a Puertecitos, una distancia de 10 Km en línea recta, se requirieron 24 Kilómetros de vía, con pendientes de más de 5% y el 85% de la ruta con curvas de más de 30°, obra que sería concluida hasta 1903. Además, el 9 de enero de 1902 era terminado el ferrocarril entre Cananea y Naco. Para entonces, Greene valuaba su fortuna en más de 14 millones de dólares.

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