Sunday, March 10, 2013

Cananea de los 20 a los 1960´s


Ya veíamos en el artículo anterior cómo la revolución mexicana definió un cambio estructural del manejo de los recursos del país hacia recetas de corporaciones cada vez mayores, más poderosas, todo como anticipo de lo que se avecinaba. Este proceso llevó a que las grandes compañías mineras, sonorenses las más, aprovecharan esa situación regulatoria imperante en el México de entonces para crecer, mientras que las pequeñas, tanto mexicanas como estadounidenses, se enfrentaron a una cambiante situación que impedía el progreso de sus empresas, ya que, recordaría un minero de Nacozari, las grandes compañías mineras de Sonora: “pueden contarse con los dedos de una mano… [mientras que un minero en pequeño] puede levantarse alguna mañana y encontrar que debido a alguna nueva regla, sus costos han aumentado de tal manera que no le queda ningún margen de ganancia…” 

Después de la clausura de la mina de Cananea en 1921, ésta resumía operaciones en agosto de 1922, y para el año siguiente el ferrocarril de la mina había acarreado, desde los tiros existentes que se utilizaban para extraer el mineral, un total de cerca de dos millones de toneladas de carga, incluyendo a 300 mil de cobre que fue producido en la fundición cananense y embarcado. Era una operación minera que todavía se basaba en la explotación por medio de tiros y en el subsecuente acarreo del material por medio de ferrocarril a la concentradora, a la fundición y hacia el exterior.

Vendría después la gran depresión económica mundial, aunque para entonces, en 1926 había sido descubierto, a 900 pies debajo de la superficie del suelo, un riquísimo filón de metal en Cananea, yacimiento al que se le dio el nombre de La Colorada, el que para 1928 inició a operar. Ese fue el mismo año en que las 4C, como se les conocía hasta entonces, oficialmente se convirtieron en una dependencia de la Anaconda Copper Company, conglomerado estadounidense que operaba en Cananea bajo el rubro de “Compañía Minera de Cananea.” Sin embargo, cabe recordar aquí que Greene había perdido el control de la mina de Cananea ante intereses de la familia Rotschild, quienes a su vez controlaban a la antecesora de  La Anaconda, que había sido conocida hasta 1915 como la Amalgamated Copper Mining Company, y a su vez, los Rotschild pasarían el control de la Amalgamated a la familia Rockefeller, petroleros que eran dueños a su vez de la Standard Oil. Todo este embrollo de posesiones hace difícil rastrear quién fue el dueño verdadero de la mina de Cananea durante esos estos años, aunque obviamente quienes detentaron el poder sobre esta mina pertenecían a la élite económica estadounidense.

Durante aquellos años que incluyeron y siguieron a la Gran Depresión, tan sólo el yacimiento de La Colorada produciría, antes de que se agotara y cerrara en 1944, más de 700 millones de libras de cobre, con una ley promedio de 7.5% de metal, además de otros minerales y metales, tanto de importancia estratégica como preciosos.  Se ha dicho que tan sólo el yacimiento de la Colorada fue el que mantuvo a la compañía Anaconda solvente durante aquellos años de la Gran Depresión, cuando el precio del metal rojo cayó a precios nunca antes alcanzados antes, de alrededor de 5 centavos por libra.

Explotación minera a tajo abierto
Al concluir operaciones La Colorada, la explotación minera en Cananea había estado cambiando, de tiros subterráneos como se había manejado desde sus inicios como mina, a una explotación de tajo abierto, que consiste en desmontar, “descapotar” como se le conoce en términos mineros, el suelo que cubre al yacimiento, y después de ser removida esa capa los mineros tienen acceso a grandes volúmenes de tierra que hacen costeable la extracción de minerales con leyes menores de concentración de metal, obteniéndolos a precios más bajos que los tradicionales.

Además del cambio de régimen, de tiro a tajo abierto, también se realizaron otras medidas para optimizar la producción: entre 1957 y el 60 se realizaron varias investigaciones para ampliar las instalaciones y poder beneficiar 25 mil toneladas de mineral diarias. Además, se iniciarían negociaciones con el Estado Mexicano para incrementar sus inversiones en la mina por un monto de 400 millones de pesos con la meta de que le permitiera ampliar la producción de cobre a 35 mil toneladas de cobre diarias, y  en 1966 instaló bandas sinfín y un sistema hidráulico en la concentradora, reduciendo con ello la necesidad de utilizar ferrocarriles que llevaran el mineral a ser concentrado.

Para entonces, el metal que se producía en Cananea, que constituía el 66% de la producción nacional, era utilizado totalmente en México. Todo eso hablaba de una creciente interpretación de la minería del cobre como estratégica para el desarrollo de México y, asociado con ello, de la inminente mexicanización de la mina, pero el espacio se me agota...

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