Monday, April 29, 2013

La Economía y lo social en Nogales durante el porfiriato


Ya describí ejemplos de la industria manufacturera en esta región en los inicios de Nogales, es decir, durante los años del porfiriato. Indudablemente, por entonces la producción agraria rebasaba no únicamente en Nogales sino en todo México, y  con mucho, a la producción en otras actividades económicas como fábricas, servicios, etcétera. Sin embargo, el espacio de estos artículos me encamina a limitarme: únicamente cubriré en éste la dimensión social entonces, aunque con pequeñas referencias a la actividad económica, para poner lo económico dentro del contexto social.

En cuanto a la producción agraria, en el municipio de Nogales, en 1902, se produjeron en la Hacienda La Arizona, dos toneladas de manzana, una de pera y dos de durazno. Esto mientras que las otras haciendas del municipio no reportaron producción frutícola ese año. De cualquier manera, el  principal productor agrario del consumo regional era el municipio de Magdalena, en donde se cultivaba la mayoría de los vegetales y frutas.

Ahora bien, en las haciendas del municipio había el siguiente ganado en 1910: Santa Bárbara y Buenavista, de Manuel Mascareñas, con 5,000 cabezas; La Arizona, de herederos de Guillermo Barnett, con 2,000 cabezas; Cíbuta, de José Pierson, con 1,000 cabezas; rancho de Camou con 500 cabezas, y Agua Zarca, de Luis Carrillo, con 150 cabezas.

Sin embargo, la principal actividad  en este municipio ya desde entonces era el comercio internacional, el cual tuvo un crecimiento  impresionante en los años iniciales de la aduana nogalense, aunque ya para 1900 se había estabilizado. Veámoslo con números: si en 1881 se habían exportado por Nogales cerca de 6 mil pesos, para 1910 se habían alcanzado poco más de 10 millones de pesos. Eso mientras que las importaciones por Nogales durante ese 1910 fueron de poco más de 5 millones de pesos. Y si comparamos  las exportaciones por Guaymas durante ese mismo 1910, que fueron de casi un millón de pesos, o sus importaciones que fueron de cerca de cinco, logramos una idea de la preponderancia que tuvo ya desde entonces Nogales como puerto internacional, así como de las características del comercio aduanal e internacional sonorense: por Nogales se exportaba y por Guaymas se importaba. Y aquí cabe que agregue que el peso valía entonces alrededor de 50 centavos de dólar.

Por entonces, Nogales contaba con una población de 2,500 habitantes dividida en 700 hombres, 800 mujeres, 575 niñas y 425 niños. De ellos, 128 varones y 112 niñas asistían a la escuela. Había 24 kilómetros de calles y 20 de callejones, ninguno pavimentado. La población contaba con 600 residencias, y aunque había electricidad pública y agua, no había ni bomberos ni tranvías o periódicos. La compañía de teléfonos contaba con 34 subscriptores mientras que el Banco de Sonora se encargaba de proporcionar los servicios pecuniarios.

Había, además, varias agencias aduanales de las que la más antigua era la de los hermanos Sandoval y tres hoteles cubrían las necesidades del viajero: el Moderno, el París y el Sonora. Para el relajamiento se encontraban el Club Internacional o bien el Teatro Ramírez, orgullo nogalense por ser el mejor del Estado, y que recientemente había sido construido al estilo Luis XIV. se encontraba ubicado donde hoy se encuentra el Edificio del Estado, tenía una capacidad de 1,200 espectadores y 225 lámparas incandescentes que podían simular cualquier efecto luminoso. Su capacidad y requisitos de mantenimiento probablemente se encontraban por encima de lo local, ya que casi de inmediato se sumergió en problemas financieros, a pesar de que su dueño era un pariente cercano del Gobernador del Estado, José María Maytorena.

La principal fábrica de la población era la de máquinas de coser Singer, establecida en 1895, que alcanzaba una producción anual de 5,000 máquinas y en la que los obreros ganaban entre 2 y 3 pesos diarios; este salario se encontraba por encima de lo normal para Sonora y para México, que era alrededor de 1.50. Sin embargo, estas cifras salariales no nos muestran toda la realidad social existente. Esta era que la mujer recibía la mitad del salario del hombre, mientras que los niños la cuarta parte.  En el Distrito de Magdalena, al que pertenecía Nogales, la cantidad de obreros industriales más aproximada que he encontrado corresponde a 1908, cuando se empleaban 167 hombres y 130 mujeres, y aproximadamente 10 niños.

Nogales era un lugar privilegiado en cuanto al progreso que había experimentado. El ser frontera le hacía disfrutar  de bienes, recursos y formas de vida que no eran comunes en el resto del país. De cualquier manera, los desajustes sociales asociados con el rápido crecimiento económico, no únicamente en esta frontera sino en todo el Estado y país, la creciente urbanización y en consecuencia la mayor interacción humana, la necesaria adaptación a métodos novedosos de producción, la imposición política que intentaba conservar el control social mexicano, las crecientes esperanzas de mejoramiento económico, la filtración hacia la cotidianeidad local de las noticias mundiales que anunciaban ya un siglo XX de un creciente igualitarismo social contribuyeron, todos, a dirigir al país al movimiento social que vería México durante los siguientes años, y en el que esta frontera jugaría un papel tan importante.

Sunday, April 21, 2013

La industria manufacturera nogalense durante el porfiriato


Este lugar limítrofe entre las cuencas de los ríos Asunción y Santa Cruz fue aprovechado desde siempre, no únicamente para el comercio de bienes regionales sino también para darles, aquí, valor agregado con la meta de venderlos o cambiarlos después con un mayor precio o mayor valía. Ese mecanismo funcionó desde siempre en esta región.  Obviamente, en sus inicios y salvo algunas contadas excepciones, los productos eran principalmente de origen local y regional, aunque conforme avanzaron los años gradualmente fueron siendo utilizados materiales básicos producidos o adquiridos en otras regiones.

Pasaron los años, y esta ubicación estratégica provocó, después del Tratado de la Mesilla y con la paz porfiriana, inicialmente el incremento del comercio entre Sonora y Arizona, lo que llevó al mejoramiento de mecanismos de control gubernamental del comercio así como en las comunicaciones, es decir la aduana, la zona libre y el ferrocarril. A ellos les seguiría la fundación del municipio y población de Nogales en 1884. En otras palabras, el comercio y la manufactura, aquí, anteceden a Nogales, no al revés. En esta serie me centro en la manufactura y no en el comercio por la amplitud de estos temas.

Después de la fundación de Nogales, fueron muchas las empresas que aprovecharon esta posición estratégica para establecer, aquí, fábricas. Sería cansado hablar de todas ellas, por lo que en esta serie las categorizo y presento un ejemplo de cada una de ellas.

Por ejemplo, el Decreto No. 7, del 6 de noviembre de 1905, emitido por el Congreso del Estado, autorizaba la operación de la Gran Fábrica de Pastas Alimenticias, para elaborar todo tipo de pastas de harina. Como consecuencia, poco después inició operaciones la fábrica en un local en donde ya había otra, de fósforos. La comprendían los salones de maquinaria, con motores impulsados por petróleo y cuyos obreros eran varones, en los que se convertía la harina procedente de los molinos de la región en diversos tipos de pastas como fideos, tallarines, macarrones y gran cantidad de otras pastas.

Después de darle forma a la harina en la de distintas pastas, éstas eran transferidas a cinco salones de secado, en donde eran sometidas al calor que proveían tuberías de vapor, y allí se les secaba por un equipo de señoritas y algunos niños. Las pastas eran empacadas luego en cajas para su comercialización a un mercado regional como Cananea, en donde por ejemplo en marzo de 1906 hubo pedidos por 40 mil libras, además de otros lugares como La Colorada, Hermosillo, Guaymas o Magdalena. Se decía que tenían costos un 25% más  baratos que en Estados Unidos.

Su dueño era Antonio Campillo, quien al haberse casado con Victoria Elías, hija de José Elías y Ana Salazar, lo convirtió en yerno de los dueños originales del rancho Los Nogales. Debido a eso, cuando se había realizado el Plano del Fundo Legal de la Población de Nogales, en 1884, una de las calles principales de la población adoptó su nombre, la Calle Antonio Campillo, paralela a la frontera.

Ahora bien, poco antes de iniciar el movimiento revolucionario de 1910, otra fábrica nogalense también alcanzaba renombre regional. Se trataba de la “American Clothing Company” de Luis B. Fleischer, yerno de Manuel Mascareñas, dueño a su vez de algunos ranchos sobre el río Santa Cruz, Buenavista y Santa Bárbara. La fábrica ocupaba principalmente a mujeres, 60, así como a 15 varones, y se formó con un capital de $20,000 pesos. Un hermano de Fleischer, Ricardo, poseyó otra fábrica ya mencionada en mi artículo anterior, “El Negrito Poeta” que hacía cigarros. Esta fábrica había iniciado operaciones en junio de 1898, después de la asociación de Fleischer con Anacleto Varona, la que tendría una duración de 25 años, y se había formado con un capital de $10,000 dlls.

Por otro lado, la ubicación estratégica de Nogales no únicamente fue aprovechada en beneficio de esta población sino también del de otras. Por ejemplo, en 1895 había iniciado operaciones en Ures “Ortega, Hernández y Compañía” con un telar que hacía cobijas, sarapes, así como casimires con lana que importaba por medio del ferrocarril desde El Paso, Chihuahua, y lo traía a Nogales a través de Estados Unidos.

También por entonces había una fábrica de calzado que había logrado cierta prominencia por haber sabido aprovechar las ventajas asociadas con la ubicación estratégica de Nogales: utilizaba materiales, pieles y cueros principalmente provenientes de México mismo, ocupaba a 6 obreros, y alcanzaba un capital de $5,000 pesos. Otra empresa que ya mencioné en mi artículo anterior fue la enlatadora de frutas y leche condensada establecida en 1895 el rancho La Arizona, de un bisabuelo del autor de estas notas.

Obviamente, este enorme desarrollo económico provocó cambios en nuestra legislación, normatividad, estructura impositiva y relaciones interregionales, aunque esos son temas que por su amplitud quedan afuera de nuestra perspectiva. Sin embargo, me atrevo a asegurar que las operaciones comerciales y fabriles que aprovecharon la ubicación estratégica de Nogales estuvieron asociadas con el enorme desarrollo del comercio e industria en el resto del Estado de Sonora durante esos años.

Sunday, April 14, 2013

Inicio de la manufactura en Nogales


En el artículo anterior de esta serie vimos cómo la industria manufacturera en nuestra región antecede en muchísimo tiempo al advenimiento de las maquiladoras, ya que sus inicios se pierden en la bruma de los tiempos. Los habitantes nativos de esta región, antes de la llegada del hombre europeo, manufacturaban joyería con las conchas marinas que se extraían del Golfo de California, así como también comerciaban con aves de plumaje vistoso procedentes del sur  de nuestro país; igualmente comerciaban, y fabricaban copias tal vez de objetos de cerámica con estilos chihuahuenses, la que era y es aún muy valiosa debido a  su riqueza estilística y de calidad. Pero aún este comercio era ya antiguo durante los siglos en que tuvo su preponderancia, la segunda mitad del segundo milenio después de Cristo. Esto se debía a que muchos siglos antes, por cañadas como la de Nogales, procedente del centro del actual México había llegado la agricultura al Suroeste del actual Estados Unidos, lo mismo que el conocimiento de la cerámica y otras manifestaciones culturales que desde entonces cambiaron el estilo y forma de vivir del ser humano de entonces.

Pues bien, pasó el tiempo; transcurrieron los siglos, las décadas, los años, y después de las épocas problemáticas de incertidumbre social y política que sufrió nuestro país a mediados del siglo XIX, y con el advenimiento de la paz porfiriana, surgió el comercio de productos estadounidenses introducidos en forma de contrabando a Sonora, como lo atestiguaba a mediados de la década de 1870 el cónsul estadounidense en Guaymas, Frederick Simpich, al informar a sus superiores que a través de Sonora, el “consumo de bienes manufacturados estadounidenses ahora excede al de los bienes europeos, mientras que hace diez años los bienes de algodón y lana que se consumían aquí eran casi todos importados de Europa.”

Por eso fue que, intentando controlar el crecimiento de este contrabando, el gobierno federal de México estableció cuatro aduanas en la frontera de Sonora con Arizona a finales del año de 1880: en Palominas cerca del actual Agua Prieta, en el entonces rancho Los Nogales, en Sásabe y en Quitovaquita cerca del actual Sonoyta, y a esas aduanas le siguió la inauguración, el 25 de octubre de 1882, del Ferrocarril de Sonora, una vía férrea que, procedente de Hermosillo, seguía y aún sigue la cañada donde hoy se asienta esta ciudad para pasar por un lado del monumento de piedras que había sido erigido en 1855 bajo el acantilado de la actual Calle Elías para marcar la frontera, y de esta manera cruzar después al entonces Territorio de Arizona.

En respuesta a estos incentivos, además de que como indico antes, esta cañada siempre fue el paso natural entre Sonora y Arizona,  empezó entonces a crecer un campamento entre los cerros aledaños a la frontera  el que, poco a poco, fue logrando permanencia con casas de madera, aprovechando el pequeño llanito adyacente a la frontera, hasta que, finalmente, en julio de 1884 a través del decreto Número 29, el gobierno del Estado fundó la población y municipio de Nogales, y así fue cómo nació esta hoy pujante ciudad.

Por entonces, las principales actividades económicas de esta región eran la ganadería y agricultura, aunque ya desde entonces aún a los productos del agro se les daba valor agregado a través de la industria manufacturera. Por ejemplo, el rancho La Arizona, situado al suroeste de Nogales, producía vegetales, pieles curtidas, jabón y fruta enlatada, y para 1895 se anunciaba la producción, allí, de 3,500 latas de duraznos, 1,500 de manzanas y 200 de pera, además de leche condensada enlatada.

Pero eso no fue todo, en el renglón económico del comercio regional internacional, en 1896 daba inicio una actividad que en años por venir se convertiría en fundamental no únicamente para la economía local sino la de toda la de la Costa del Pacífico mexicano: esa primavera, E. Luketich y Compañía, de Hermosillo, empezaron a enviar por esta cañada, utilizando al ferrocarril,  tomate cultivado en Sonora y lo exportaban rumbo hacia el Sur de California y Arizona.

Y además de ello, dentro de la población de Nogales mismo también inició por entonces la industria manufacturera urbana como un importante renglón económico local. Por ejemplo, desde sus inicios fueron establecidos los habituales comercios dedicados a venderle a los nogalenses zapatos, de los que había varias fábricas, o bien ropa, actividad de la que también había varias sastrerías, o dentro de la infraestructura social  igualmente fueron inauguradas varias obras como la Compañía de Luz Eléctrica iniciada en 1887; la Compañía Abastecedora de Agua, S.A. en 1895; o bien  la compañía telefónica en 1897, sino que también habían sido establecidas en Nogales otras actividades manufactureras como la Imprenta El Estado de Sonora en 1895 cuyo dueño era Simón Montaño; la Imprenta El Eco de Nogales establecida en 1902 cuyo dueño era Cirilo Rochín; amén de carpinterías, herrerías, carrocerías, hojalaterías, talabarterías, etc.

Todas estas actividades pueden explicarse como resultado natural de la creciente urbanización sonorense. Pero además, entre ellas también surgió por entonces una fábrica de máquinas Singer establecida en esta ciudad fronteriza en 1895; una fábrica de bebidas gaseosas que fuera inaugurada en 1899 y cuyo dueño era León Dennis, una fábrica de cigarros bajo la razón social El Negrito Poeta que había sido establecida en 1896 por Miguel Castelán, amén de otra más cuyo dueño era Luis Fleischer, de la que aún queda la figura de un puro marcado sobre una de las antiguas banquetas nogalenses, ya a caballo de siglo entre el XIX y XX.

Sin embargo, el espacio se me agota, aunque les prometo que en el próximo artículo me extenderé más sobre el tema de los inicios de la industria manufacturera fronteriza nogalense.

Sunday, April 7, 2013

La minería y la industria manufacturera en Sonora


Este artículo es la conclusión del tema de la historia de algunas minas del norte de Sonora sobre las que me he extendido en artículos recientes, y a la vez el primero del siguiente: historia de la industria fronteriza, por ello se convierte en una recapitulación y un anticipo a la vez.

Potencial minero de Sonora
Intentar cubrir en una publicación como ésta la historia minera de un Estado que tiene manifestaciones tan ricas como las del nuestro, al grado de que es el principal Estado minero de México, sería extremadamente ambicioso de mi parte y a la vez absolutamente irreal.

Son muchísimas las minas y el potencial minero de Sonora. Así, siguiendo una hilera de franjas cuyo tamaño distinto nos indica lo poco que se ha explotado este potencial en Sonora, y se extienden con dirección general Noroeste al Sureste de Sonora, y partiendo desde la esquina Noreste del Estado yendo hacia el Sur, nos encontramos primero con las minas de cal cercanas a Agua Prieta (franja blanca en la esquina superior derecha de la imagen); a éstas les siguen las de cobre que hay en la franja que va de Cananea hasta Nacozari, ya desarrolladas, aunque la franja de yacimientos potenciales se extiende por todo el Estado (franja anaranjada); después vienen los placeres y minas de oro principalmente sobre la región de Altar y el Desierto pero que pasan sobre el Río San Miguel y terminan, desarrollados, ya sobre el de Sonora, aunque al igual que con el cobre, el potencial de yacimientos auríferos se extiende por toda la geografía sonorense (franja amarilla). Después siguen las minas de fierro que hay entre Carbó y Bacanora (pequeña franja roja); luego está la franja que rodea principalmente a Hermosillo y que produce desde cemento, pasando más hacia el Este por carbón hasta barita, aunque también aquí hay importantes extractoras de oro (pequeña franja azul). Y finalmente, ya en el extremo Sur de Sonora encontraremos otras de plata, sal y yeso (pequeña franja blanca en el extremo inferior de la imagen) si no se me escapa alguna otra.

Pero cambiemos al siguiente tema, a la historia de la industria manufacturera en nuestra región fronteriza. Pues bien, para empezar es necesario aclarar que la industria manufacturera aquí no comienza con el programa de las maquiladoras como se supone. Los orígenes de la industria, entendida como la manufactura social en nuestra región, se esconden en la bruma de los tiempos. Así, para el arqueólogo que investiga nuestros sitios prehispanos es lugar común encontrar  o bien conchas marinas extraídas del Golfo de California que fueron trabajadas como joyería ya fuese por la cultura Hohokam del Sur de Arizona, por la Trincheras de Sonora o bien por la Paquimé de Chihuahua; o también puede hallar restos de cerámica polícroma cuyos estilos se encuentran en el actual Estado de Chihuahua. O bien, también diseminada entre los restos de la antigua presencia humana de todo el norte de Sonora y Sur de Arizona se encuentra una lítica de pedernal color rojo obscuro, originada en el puerto que une a Magdalena con Cucurpe. El ojo entrenado del investigador descubre aquí y allá los restos de hornos en los que el hombre primitivo calentaba este pedernal para quebrarlo con calor y hacerlo manejable, para poder fabricar con él puntas de proyectil y otras herramientas que pueden encontrarse también sobre toda nuestra región.

Esqueleto de  un pequeño guacamayo hallado en Nogales
Pero si el lector escéptico aún conserva su incredulidad, para borrarla debe saber que en una de las pocas investigaciones de naturaleza arqueológica que se han realizado dentro de la mancha urbana del Nogales actual, en una que se realizó hace poco en la lomita donde se encuentra el edificio recién construido por el Condado de Santa Cruz, en Nogales, Arizona, fue hallado el esqueleto de un guacamayo joven, de unas ocho semanas de nacido; es una ave que no se encuentra naturalmente en todo Sonora sino que inicia en los terrenos más cálidos del actual Estado de Sinaloa. ¿Quién lo trajo a la actual frontera de Nogales? ¿Formó parte de redes de intercambio como las que existieron en el antiguo Paquimé, actual Casas Grandes, Chihuahua, en donde los arqueólogos encontraron hileras de criaderos de estas aves cuya pluma verde metálica era aprovechada en el preciado arte plumario? ¿Por qué, acompañando a estos criaderos de guacamayas también fueron halladas millones de conchas marinas procedentes del Golfo de California?

Pero el espacio se me termina y debo saltar al inicio de la presencia europea en nuestra región, y así recordar que no es casualidad que el principal logro del preclaro misionero de la Pimería Alta, Eusebio Francisco Kino, fue precisamente darle continuidad a esta concepción fronteriza, frontera entre la forma nativa y la europea de vivir; entre las fórmulas de explotación racional del medio como la ganadería, la agricultura o demás, aunque también más profunda e ideológicamente, reemplazó la costumbre nativa de dividir el tiempo únicamente en cíclicos meses lunares y otros anuales, por otra con ciclos más cortos, por la semana que cuenta los días laborables y los de descanso o de oración.

A donde quiero llegar es que esta región fronteriza fue y continúa siendo una zona donde a través de la industria, la manufactura pues, el habitante desde siempre ha aprendido fórmulas de acción colectiva que lo incorporan dentro de áreas mayores de ideología y de convivir.

Sunday, March 24, 2013

La venta de la mina de Cananea


En el anterior artículo de esta serie vimos cómo en agosto de 1989 se declaró la quiebra de la mina en Cananea, y el procedimiento que se siguió el día 20 de ese mes para imponer esa medida sobre los cananenses, todo bajo la advertencia presidencial de “no dar marcha atrás.” Eso respondía a un proceso de privatización y “modernización administrativa” de empresas que, desde 1982, había producido el despido de más de 50 mil empleados de la industria minera de México, además de otras similares, como en la Compañía Real del Monte y Pachuca, la Constructora Nacional de Carros de Ferrocarril, la Fundidora de Monterrey o Altos Hornos de México, aunado todo al cierre de unas 71 empresas mineras en el país. Era una crisis general en la industria pesada del país que, en Sonora, ya había llevado a varios intentos, fallidos, de vender la mina de Cananea, tema sobre el que me extiendo más adelante.

Sin embargo, ocurrió entonces que la presión social por el camino que se había seguido para declarar la quiebra en Cananea no se dejó de sentir, y tuvo consecuencias en las respuestas de todos los actores en ese drama. En primer lugar, el gobierno federal tuvo que atemperar sus intenciones intentando comprar tiempo a través del enredo de la situación, mientras que el sindicato de la compañía minera también fue afectado por lo sucedido. Por ejemplo, en las siguientes elecciones sindicales sólo votó el 40% del personal sindicalizado (unos 850 mineros), y el resultado fue que la diferencia entre el grupo ganador, que encabezaba Armando Martínez y el perdedor, de Oscar Sáinz Cota, fue de sólo 63 votos. No se sabe si tuvo influencia en estas elecciones el levantamiento de actas de investigación por parte de Consejo Nacional de Vigilancia del Sindicato contra Sáinz Cota, acusándolo de malversación de 6 millones de pesos, acusación que posteriormente sería desistida por falta de pruebas.

Ahora bien, cuando tocamos los temas de a quién se le vendió la mina y a qué precio, en primer lugar resulta que había una oposición generalizada, dentro del sindicato mismo así como de otros posibles compradores como la compañía Ingenieros Civiles Asociados (ICA),  de que el mismo grupo que era ya dueño de Nacozari fuera el que se hiciera de la mina de Cananea. La principal razón detrás de ello era evitar el monopolio en el manejo del cobre, que entonces se manejaba como metal estratégico para el desarrollo de México.

Sin embargo, la petición que trataba del grupo comprador fue desechada días antes de la venta, ya que “daría lugar a procedimientos que por ley, requerirían de un largo plazo para su conclusión… prolongando la incertidumbre de todo el personal de CMC y de la comunidad cananense” por lo que se le otorgó la mina al grupo Industrial Minera Mexico, que encabezaba Jorge Larrea, grupo que era dueño de Nacozari, y así fue cómo se constituyó ese monopolio.

Además, en cuanto al precio de venta de la mina de Cananea, el valor en el que el gobierno federal aceptó la venta fue de 475 millones de dólares, cantidad que era la mitad de lo que había ofrecido el grupo PROTEXA en 1988, o la mitad de lo que había invertido NAFINSA en la modernización de sus instalaciones. Eso sin considerar que NAFINSA mismo a principios de 1989 había cotizado la mina en 2,000 millones de dólares.

Por otro lado, las operaciones realizadas posteriormente dieron mucho que decir. Por ejemplo, la liquidación de todo el personal de confianza y su recontratación posterior bajo condiciones diferentes a las que habían gozado, a pesar de que el acuerdo de octubre de 1989 permitía únicamente “liquidar al 30% del personal de la planta no sindicalizado.” 

Ahora bien, encaminada a dar una apariencia de diversificación económica, y acompañando a la venta de la mina, el gobierno federal invirtió en varias acciones encaminadas hacia la diversificación económica del poblado de Cananea, tales como la ampliación de la Zona Libre para que incluyera a Cananea, o el establecimiento de un parque industrial en la ciudad. Sin embargo, después de años de haberse establecido estas medidas de aliento económico para Cananea, aún hoy no se les ve un resultado positivo. La Zona Libre ha influenciado en menor grado la vida del mineral, mientras que el parque industrial languidece a un lado de la carretera que une al mineral con Imuris.

Debido a todo ello, Jorge Luis Ibarra Mendívil, actual Secretario de Educación y Cultura de  Sonora, sostenía proféticamente en su análisis de finales de los 90, “Cananea: Resistencias Regionales a la Política de Modernización” artículo que ya cité en mi artículo anterior, que

“el caso Cananea no está aún cerrado. En efecto, los impactos de la reconversión industrial apenas están por verse. La necesaria modernización (o clausura) del departamento de fundición… es un proceso que afectará sin duda a un considerable número de obreros. Lo mismo sucederá con la anunciada ampliación de las actividades en las plantas ESDE que emplean poca mano de obra y que son denominadas la tecnología del futuro.”

Sunday, March 17, 2013

Cananea, hasta la quiebra de 1989


Este artículo se basa, en gran parte, en el capítulo del actual Secretario de Educación y Cultura de Sonora, Jorge Luis Ibarra Mendívil, “Cananea: Resistencias Regionales a la Política de Modernización” que aparece en el libro Negociación y Conflicto Laboral en México. De cualquier manera, las conclusiones son mías.

Ya vimos cómo desde la década de 1960 crecía la involucración de instancias superiores en el control del mineral de Cananea, que para 1988 se había convertido en la primera productora nacional de cobre, 123 mil toneladas frente a las 121 mil que producía su más cercana rival, Nacozari-La Caridad, empresa privada de Mexicana del Cobre. Los contendientes para controlarla eran el Estado Mexicano y la iniciativa privada, nacional y extranjera.

El proceso por el que pasó Cananea entonces se puede comprender reconstruyendo los pasos de lo sucedido. En 1971, Anaconda, dueña estadounidense de Cananea, vendía un interés controlador en la mina al banco de desarrollo del Gobierno de México,  Nacional Financiera, y desde entonces NAFINSA invirtió en Cananea más de mil millones de dólares, inversión que aceleró su capacidad de producción. Si bien entre 1973 y 1979 había producido apenas 46,610 toneladas anuales, para 1988, como vimos al inicio de este artículo esta producción se triplicó. Además, como resultado del incremento en su capacidad productora, dejó de tener pérdidas desde 1987 y un año después alcanzó ganancias por 170 mil millones de pesos. Para entonces producía casi el 50% del cobre del país, además de aportar alrededor de la tercera parte del PIB de la minería en Sonora, o entre el  7 y 9% del total del PIB del Estado.

Recuerdo un viaje de estudios que tuvimos los entonces estudiantes de Ingeniería al mineral, y a un ingeniero que nos describía, orgulloso, los logros alcanzados hasta entonces. La productividad per cápita se había incrementado durante los ocho años desde la mexicanización de la compañía a pesar del mayor número de empleados. Si en 1979 había 1,700 mineros, para 1988 éstos eran el doble, aunque  con una capacidad per cápita de producción de 33 toneladas por minero, frente a la que había tenido en 1979 de 25 toneladas.

Pero aún no visibles para el común de la gente como nosotros, estudiantes, las nubes de una tormenta se avecinaban sobre el mineral.  En primer lugar, el financiamiento necesario para la triplicación de la producción de cobre estaba basado en adeudos, de los que los de pago inmediato representaban alrededor del 30% del total, además de que el 70% de éste era con NAFINSA misma. En otras palabras, la deuda no era un problema de solución urgente.

Por otro lado, la situación económica de la mina había mejorado considerablemente durante los últimos años antes de ese 1989: sus activos habían crecido en alrededor del 30%, a la par que los pasivos habían caído en 49%, con el resultado de que los activos eran casi el doble de los pasivos: 3.3 billones de pesos contra 1.7 billones.  A ello se le debe agregar que el capital contable había crecido en un 1,000%, mientras que las ventas habían crecido en 300%.

Sin embargo, el proceso de privatización empresarial respondía a la receta “desarrollista” del momento, y el gobierno había pasado ya por varios intentos fallidos de vender la mina a la iniciativa privada detrás de quien había intereses económicos extranjeros, situación que no les preocupó a los mineros, ya que “con cualquier dueño, sus conquistas continuarían estando protegidas por el contrato colectivo.” Así, en mayo de 1989, el sindicato solicitaba la revisión del Contrato Colectivo de Trabajo y lanzaba un emplazamiento a huelga que vencía el 28 de agosto.

Esa petición definió y aceleró la respuesta del gobierno: era necesario partir de cero, con nuevos dueños y sin contrato colectivo. El 20 de agosto de 1989, la compañía declaró el cierre de operaciones “por motivos estrictamente financieros” y un día después en un comunicado público agregaba  que “el estado de insuficiencia financiera para enfrentar sus cuantiosos compromisos de pago ya vencidos, así como las críticas condiciones de la empresa y la imposibilidad de acceder a las peticiones laborales para la firma del Contrato Colectivo 1989-1991, la empresa se ve obligada a solicitar su declaración de quiebra ante un Juzgado de lo Concursal en el Distrito Federal.”

Ese domingo, las instalaciones de la mina, todo el pueblo de Cananea, fueron tomados por una fuerza armada de 4,000 efectivos del ejército mexicano; sin medir las consecuencias, el Estado se aprovechaba de las instituciones diseñadas para proteger a la nación. Mientras, los principales diarios de Sonora y Arizona, EL IMPARCIAL, y  el ARIZONA DAILY STAR apoyaban a los mineros, y empezaron a llegar personajes  a Cananea: el Gobernador de Sonora Rodolfo Félix Valdés, el Obispo de Hermosillo Carlos Quintero Arce, así como, entre otros, Cuauhtémoc Cárdenas (del recién fundado PRD) y Luis Donaldo Colosio Murrieta (del PRI), todos a mostrarle su apoyo a los mineros desalojados.  Un día después de la llegada de Colosio el ejército dejaba las instalaciones de Cananea, aunque bajo la advertencia presidencial de: “no dar marcha atrás.”

Wednesday, March 13, 2013

El Centenario de la Toma de Nogales


Interrumpo en esta ocasión la serie de artículos acerca de la historia de Cananea, para tocar un tema del que se conmemora el centenario:

Este 13 de marzo, número cabalístico por excelencia, conmemoraremos el centenario del inicio de la segunda etapa de la revolución mexicana, pero además también está el hecho de que ésta empezó precisamente aquí, en Nogales. Hagamos memoria…

Durante la primera etapa de la revolución, la que encabezara Don Francisco Ignacio Madero, Nogales no había sido tocada por la revolución. El único impacto que nos quedó de ese periodo fue la inauguración de la entonces escuela Superior un 15 de septiembre de 1912, escuela que posteriormente cambiaría de nombre a Juan Enrique Pestalozzi.

Después de la elección de Madero como Presidente de México y de su ascenso al poder nacional, otros cinco meses más tarde, en febrero de 1913, en un Golpe de Estado que encabezara el General Victoriano Huerta, el Presidente Madero era derrocado, y el día 22 fueron asesinados Madero y José María Pino Suárez, vicepresidente.

Ese asesinato abrió la puerta a la insurrección armada nacional, protesta que empezó precisamente aquí, en Nogales, debido a la posición estratégica que tiene esta población que entonces estaba por cumplir treinta años de ser fundada; es estratégica por ser puerta comercial internacional de la costa del pacífico mexicano; por darle la oportunidad a los revolucionarios para adquirir armamento y municiones, además de ofrecer la ventaja de tener comunicación telegráfica con el resto de México, ya que aunque Sonora no estaba enlazada ni por ferrocarril ni telégrafo con el resto de México, El Paso sí lo estaba y la información podía ser fácilmente transmitida a Nogales por territorio estadounidense.

El Corl Alvaro Obregon
Pero regresemos a nuestra crónica. Después del asesinato de Madero, el entonces Coronel Alvaro Obregón, al mando de unos 600 hombres se levantaba en armas contra el usurpador Huerta y decidió por las razones que ya enumeré tomar la fronteriza Nogales en el que resultó primer hecho de armas de la revolución constitucionalista, como se le llamó a esta segunda etapa.

Nogales tendría entonces poco menos de 10 mil habitantes y se extendía a lo largo de la cañada desde la frontera hasta inmediaciones de la actual Plaza Hidalgo. La defendían alrededor de  100 hombres al mando del Teniente Coronel Manuel Reyes, quien para incrementar sus fuerzas echó mano de alrededor de 130 hombres de la Gendarmería Fiscal, al mando del Coronel Emilio Kosterlitzki.

Reyes ordenó la construcción de siete trincheras ubicadas en los cerros situados al Este y Oeste de la población, en cada una de las cuales ordenó colocar unos 20 hombres, además de una línea de 54 tiradores para defender la entonces entrada Sur al poblado, desde la actual Colonia Héroes hasta el cerro de la pila. Finalmente, destacó 25 hombres unos 500 metros más al Sur, como avanzada para cuando se acercaran los atacantes.

Nogales durante el ataque de Obregón
Por su parte, Obregón se aproximó desde el Sur a la población, un Nogales que había estado bajo la lluvia y la nieve desde el día 11 y, acampado en Lomas, anocheciendo el día 12 mandó dos columnas de unos 150 hombres a rodear el poblado en forma de pinza, por el Este al mando del Mayor Antonio A. Guerrero, y el Oeste bajo el Cap. Gonzalo Escobar, ordenándoles que iniciaran el ataque a la 1 de la madrugada del día 13. Al iniciar el enfrentamiento, el mismo Obregón, acompañado del Coronel Juan Cabral y 15 jinetes atacarían desde el Sur siguiendo a lo largo de la cañada. Sin embargo, las columnas laterales se retrasaron en su avance lateral, por lo que el combate comenzó hasta que amanecía el día 13, y se extendió a lo largo de todo ese día.

A eso de las 4 de la tarde de ese 13 de marzo, las municiones de los defensores empezaron a escasear por lo que el Coronel Reyes decidió entregarse a las autoridades estadounidenses a eso de las 5 de la tarde, mientras que las fuerzas de Obregón esperaron hasta el siguiente, 14, para entrar al poblado. Durante el combate, los defensores perdieron al Capitán Miguel Valle, muerto en el Cerro a la entrada de la Héroes y a tres soldados, mientras que los atacantes tuvieron 6 muertos.

Edificio de la Aduana de Nogales
La toma de Nogales durante ese nevado 13 de marzo de 1913 cumplió la importantísima, vital función de ofrecerle una base firme, estratégica a los revolucionarios, y pocos meses después llegaba Don Venustiano Carranza a iniciar, aquí, en esta frontera, la reconstrucción nacional; en el edificio de la Aduana local integró su primer gobierno; en Nogales también diseñó el General Felipe Angeles la campaña militar que, en forma de pinza llevaría a los constitucionalistas a la conquista  de la Ciudad de México y del resto del país. Fue esa fecha cuyo centenario conmemoramos hoy; en resumen, era un Nogales que no se podía imaginar que en su seno nacía entonces el régimen que actualmente rige los destinos de nuestra nación.